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#AgeManagement y promoción profesional: de la carrera profesional al desarrollo del talento

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Imagen: https://www.greenbiz.com/article/energy-sector-needs-stop-seeing-blockchain-disruption

Superado el disgusto que siempre me supone el anuncio de nuevo de miles de prejubilaciones de menores de 65 años, (¡en algunos casos a partir de los 52 años!), vuelvo a la carga para reflexionar sobre las medidas que las empresas, que no creen que la prejubilación sea la mejor manera de desarrollar talento (?),  pueden poner en marcha para alargar la carrera profesional de sus colaboradores y proporcionarles un marco de crecimiento profesional.

Hasta ahora las trayectorias profesionales abarcaban diversas formas de progresión que iban desde la promoción vertical tradicional a cargos o posiciones de mayor responsabilidad, a las carreras duales que suponen convivencia empresa/universidad en una continua alternancia para crecer en teoría y práctica, a las redes horizontales de carrera en las que los profesionales aportan su experiencia a diferentes proyectos consecutivos, o a la progresión profesional fuera de la organización en la que el trabajador actúa como embajador de la marca y acrecienta su reputación a la vez que la de la organización, o... las llamadas carreras ENCORE dirigidas a profesionales sénior en las que el profesional desarrolla nuevas funciones que no tenían cabida en su tradicional puesto de trabajo.

Cualquiera de estas modalidades incrementa el compromiso del trabajador con la empresa ya que proporcionan mecanismos permanentes para mejorar habilidades y conocimientos que pueden conducir por un lado al dominio de su actual puesto de trabajo pero también a mantener su empleabilidad, a facilitar su crecimiento y por lo tanto su paso a puestos de mayor responsabilidad.

El diseño de la trayectoria profesional de un empleado proporciona la vía para que éste alcance sus objetivos profesionales individuales mientras se alinea con la misión de la empresa.

Los métodos tradicionales de desarrollo de la carrera profesional entraron en crisis a la vez que la gran transformación del mercado de trabajo y de las organizaciones a raíz de la crisis económica, la transformación digital y el cambio acelerado al que están sometidos los mercados tanto el de capital, como el de trabajo o el de productos.

Las constantes reestructuraciones de las plantillas, despidos, jubilaciones anticipadas... y otras malas hierbas, han minado la lealtad de los empleados hacia la empresa, acabado con un empleo para toda la vida, aplanado als estructuras reduciendo las capas medias de gestión y transformado la economía manufacturera en economía del conocimiento.

Muchos empleados son, por todo esto, menos reacios a desvincularse de una empresa e iniciar carreras profesionales construidas a partir de la experiencia en diversas empresas simultáneamente y en diferentes posiciones, lo que da como resultado currículums más adaptables y ricos en conocimiento y habilidades diversas.

Y a las empresas, por su parte, además del terrible edadismo que padecemos, que hace que sea casi imposible que entre en un proceso de selección un currículum de un profesional experto de más de 50 años, ven incrementada la dificultad para reclutar y fidelizar el talento adecuado para las nuevas posiciones que están apareciendo.

A pesar de ello, muchas organizaciones insisten en buscar fuera el talento que les falta, que han expulsado o que ha huido, en lugar de invertir en capacitación y desarrollo de su capital humano, cuando la más pequeña inversión en desarrollo profesional tiene un impacto positivo en la lealtad de sus colaboradores.

En el nuevo paradigma los profesionales son los responsables de su desarrollo y progreso profesional, de la inversión en tiempo y aprendizaje que quieran realizar en su trabajo y en la responsabilidad que estén dispuestos a asumir.

Esto supone un incremento de la rotación voluntaria, ya que para crecer profesionalmente se requiere de nuevos retos y experiencias y puede suponer para la empresa una pérdida constante de conocimiento crítico. Y apara evitar esta fuga de talento es necesario replantear el concepto de "puesto de trabajo" y de "carrera profesional" y pasar a plantear el trabajo como un reto permanente, una necesidad constante de renovación, aprendizaje e innovación. Un puesto de trabajo no encajonado en los muros de la definición de funciones y tareas sino abierto al trabajo colaborativo y a compartir de forma abierta y transparente la información y el conocimiento que debe fluir libre y sin escalafones por toda la organización, de forma que todos los profesionales se sientan comprometidos con los objetivos a conseguir como parte de sus propios objetivos profesionales personales.

Las nuevas carreras profesionales tienen  que ver con dotar de autonomía y capacidad de decisión a todos los profesionales, con mantener viva la curiosidad y la mentalidad de crecimiento, con estimular el trabajo colaborativo y la generosidad de compartir, con desarrollar relaciones de confianza mutua a partir de la transparencia y el fluir libre de la información por toda la organización.

Compromiso va unido a responsabilidad, productividad va unida a responsabilidad, desarrollo profesional va unido a responsabilidad..., sólo dando libertad de acción, de decisión y de aprendizaje a los colaboradores de una organización se comprometerán con los objetivos de la empresa. 

La carrera profesional del presente pasa por eliminar la relación de subordinación y permitir que cada profesional trace y se responsabilice de su aprendizaje y su camino profesional, de empleados a colaboradores... 










Entornos de #Aprendizaje transformador: transitar la #madurescencia

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Los mejores años de la vida son los que aún no se han vivido. Víctor Hugo

Imagen: Singularity Hub

Aprender es un acto individual y voluntario que tiene que ver con el instinto de supervivencia. Quien decide dejar de aprender, comienza a morir.

Moverse en las certezas, considerar que tienes las respuestas, perder la curiosidad, se asocia a menudo a la madurez profesional y funciona a menudo como profecía autocumplida y base para la discriminación por edad, el #edadismo, que padecemos de manera acusada en España.

A determinada edad parece que se levanta un muro infranqueable que sólo permite ver el pasado. Derribar ese muro es el trabajo más importante de esa etapa vital, la madurescencia, ese tránsito a un nuevo ciclo de transformación que nos conecta con lo que somos y no con lo que hacemos, nos conecta con el  talento que hemos desarrollado por la experiencia vivida y que permanecía oculto entre obligaciones y rutinas.

Desaprender rutinas y certezas no es sinónimo de olvidar. Como dice Roberto García Esteban, desaprender consiste en replantearnos lo aprendido, mirar de manera crítica lo que ya sabemos y ser conscientes de que lo que funcionaba ayer hoy probablemente no lo haga y, por lo tanto, debamos buscar (aprender) nuevas opciones.

Sin embargo, podemos observar las reticencias de los trabajadores maduros para participar en actividades de formación y desarrollo profesional y eso tiene que ver, según Donal Ropes y Antonia Ypsilanti, con la necesidad de proteger la propia imagen de cara a la supervivencia "social". Los "sénior" evitan la participación en actividades que inciden sobre la inteligencia fluida y gustan de participar, en cambio, en las que deben demostrar su conocimiento del tema, del sector de los clientes, del mercado, de todo aquello que tiene que ver con la experiencia, con la inteligencia cristalizada. 

El tópico afirma que con la edad disminuye la "inteligencia fluida" (la que nos ayuda a resolver nuevos problemas) y aumenta la llamada "inteligencia cristalizada" (la que hace referencia a nuestro dominio de una determinada materia). Así, mientras los trabajadores jóvenes compensan su falta de conocimiento haciendo un esfuerzo por aprender nuevas tareas y funciones, los trabajadores experimentados compensan su menor inteligencia fluida transmitiendo su conocimiento y experiencia.

Pero sólo se trata de un tópico, atendiendo a la plasticidad del cerebro, si la empresa facilita espacios de aprendizaje colaborativo, en los que, al margen de la edad o la experiencia, los profesionales sean a la vez aprendices y maestros de nuevas visiones y conceptos, la inteligencia fluida y la cristalizada discurrirán por toda la organización sin compartimentos estancos, sin diferencias generacionales, si edadismo en ningún sentido.

Los trabajadores maduros aprenderán en entornos de naturaleza colaborativa que requieren de la cooperación en lugar de la competencia y en entornos que supongan un desarrollo personal que garantice su empleabilidad y refuercen su autoestima.

Los actuales entornos laborales requieren de cambio e innovación permanente. Eso supone que se perciba la "inteligencia cristalizada" como conocimiento obsoleto y se provoque así la discriminación por edad, apartando de los procesos de aprendizaje e innovación a los "veteranos" de la empresa.

El aprendizaje que se produce a lo largo de la vida laboral depende en gran medida de cómo están estructuradas cada una de las organizaciones en las que trabajemos. La forma en que se divide y compartimenta el trabajo, cómo se distribuyen las oportunidades de participación de los trabajadores, cómo se evalúan las tareas y el feed back que recibe cada profesional, entre otros muchos factores organizacionales, inciden en el mayor o menor aprendizaje tanto individual como colectivo.

Importa si la organización facilita o no el practicar lo aprendido, la distribución de la información y el conocimiento, si recompensa o no el aprovechamiento e interés de los espacios y acciones de aprendizaje. 

Las organizaciones necesitan de entornos en los que se genere nuevo conocimiento y para ello es imprescindible tener en cuenta la diversidad de profesionales que configuran la organización, al margen de generaciones, edades y experiencias, ya que los "equipos monocolor" se instalan en la complacencia y tienen difícil iniciar procesos de transformación. Es justamente del contraste de pareceres, de la diversidad de posturas, de donde surgirán nuevas respuestas a nuevos problemas. Y para ello cada uno de los individuos que participa de los objetivos y misión de la empresa es imprescindible.


Imagen: Singularity Hub

¿La Jubilación del Talento Sénior?, carrera profesional en la era de la longevidad

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Ponencia presentada en el 
Seminario Retos y Propuestas ante los Envejecimientos - Aging Valencia 2030 -
de la Cátedra Prospect 2030 de la Universidad de Valencia
24- 25 de octubre de 2019

Estamos asistiendo a una auténtica revolución demográfica. La esperanza de vida en nuestro país supera los 83 años y con la expectativa de aumentar tres meses cada año, los índices de natalidad fueron en el 2018 los más bajos de los últimos 40 años de forma que los fallecimientos superan ya a los nacimientos, y eso supone que España pierde población, por un lado, y por otro que los mayores de 50 años somos el doble que los menores de 18.



Este panorama demográfico incidirá, sin duda ya lo está haciendo, tanto en las propuestas políticas, como en las comerciales y tiene una repercusión previsible en el mercado laboral: el relevo generacional, que hasta hace unas décadas se producía de manera natural, renovando un tercio de las plantillas cada 15 años, es numéricamente imposible.



Se ha disparado, en este sentido, la alerta sobre el envejecimiento de las plantillas de trabajadores y la inminente jubilación de la generación del babyboom (nacidos entre 1946 y 1964 en España, según diversas fuentes) que se ha traducido en una preocupación sobre el mantenimiento del sistema de pensiones ante la ingente cantidad de jubilaciones que se prevén. Esto haría pensar que en breve las carreras profesionales tenderán a alargarse y que la jubilación a los 65 años está viviendo sus últimos años ya que se está incrementando esa edad a medida que el grueso de la mencionada generación se acerca a esa edad.

Los 65 años como fecha de jubilación fue tomada como momento de retiro profesional en 1889 en Alemania (inicialmente 70 años) por Bismark (http://mentalfloss.com/article/31014/why-retirement-age-65)  y se fijó tomando como referente la edad media de esperanza de vida, 70 años a finales del siglo XIX en Alemania. Los trece años de esperanza de vida que hemos ganado en estos 100 años han supuesto también una modificación de los ciclos vitales que Erikson describió en su libro Identity & the Life Cycle en 1959, ocho etapas en las que cifraba la entrada en la vejez en los 60 años o “adultez tardía”. Años más tarde, su esposa, Joan Erikson, añadió una novena etapa en la revisión del libro citado que se reeditó como The Life Cycle completed (1997), recogiendo el cambio que introduce en nuestra trayectoria vital el hecho de incrementar constantemente nuestra longevidad. Desglosa la edad adulta en dos etapas y alarga en diez años la entrada en la vejez.

Esta segunda madurez puede significar una edad de oro en la que se unen experiencia y salud y en la que retomar sueños abandonados para cumplir con el contrato social que nos empuja a tener un trabajo estable, formar una familia, comprar una casa, etc.


Los diez años de alargamiento de la entrada en la nueva etapa vital, la segunda madurez, en realidad se dan en cada uno de los ciclos vitales por los que discurrimos: Hemos alargado nuestra etapa formativa (hasta los 22/24 años), la entrada en nuestro primer empleo (25 años), independizarse del hogar familiar (29 años), el nacimiento del primer hijo (32 años)…, y finalmente la entrada en la fragilidad. La vida activa, en consecuencia, también debería alargarse si tenemos en cuenta que, de media, los años que nos quedan por vivir actualmente al cumplir 65 años rondan los 20 años.

La longevidad, esa conquista que nos ha traído el siglo XXI gracias a la medicina, la alimentación y los hábitos saludables, supone fundamentalmente que accedemos a la senectud (a la dependencia) cada vez más tarde y que disfrutamos de muchos más años de una madurez plena.

En 2019 la edad media de los trabajadores españoles es de 43 años y si analizamos las cifras de población que estamos manejando, esta edad media no hará más que aumentar, por ejemplo en 2026 será de 44 años.



Según Manpower https://elpais.com/economia/2018/07/05/actualidad/1530805411_424223.html en los próximos años  se operará un dramático cambio en la estructura de edades del mercado de trabajo español, en el que se prevé que se creen alrededor 2,5 millones de empleos de aquí a 2026. Entonces, los menores de 40 años apenas serán el 39% de la población activa, frente al 43% de 2016.

Los mayores de 50 años somos ya la nueva mayoría tanto como productores como consumidores y suponemos más de un tercio de toda la fuerza laboral de nuestro país.
Sin embargo, en España vivimos una enorme contradicción: En lugar de alargar la vida profesional de estos “modernos maduros” y poner en valor el talento sénior que detentan, muchas empresas utilizan como única medida de Gestión de la Edad la prejubilación. 

Y sólo por dar un dato preocupante: en 2018 el 46% de todas las jubilaciones que se realizaron en España lo fueron de menores de 65 años, de forma que la edad media de jubilación en nuestro país, a día de hoy, está en 64 años, a pesar de las alertas sobre la imposibilidad hacer crecer la bolsa de las pensiones y la amenaza de reducir la cantidad asignada a cada futuro pensionista. Y si observamos la gráfica, la jubilación anticipada no ha hecho más que crecer en los últimos años a pesar de la decisión de alargar los años de cotización necesarios para percibir la totalidad de la pensión y del incremento desde los 65 de tres meses cada año para fijar la edad de jubilación.

Tampoco se entiende el anuncio del gobierno de su intención de proponer la jubilación obligatoria, cuando en la mayoría de países de nuestro entorno hablan de todo lo contrario, de posibilitar que los trabajadores que así lo decidan puedan alargar su vida profesional y así seguir cotizando y aportando a la tesorería de la Seguridad Social.






Una posible explicación, además de la económica, de este fenómeno tiene que ver con el edadismo (discriminación por edad) que existe en España y que es más grave que la discriminación por género, capacidad, raza, cultura… y sobre el que trataremos más adelante.

Para ahondar en esta contradicción, de los 3.079.711 de personas desempleadas en septiembre de 2019, más de un millón y medio (51%) tenía más de 45 años. Eso sin tener en cuenta a los que, parados de larga duración, desisten de buscar empleo después de años de presentar su currículum en toda oferta posible, y no conseguir ni una sola entrevista, ni entrar en ningún proceso de selección, ya que muchas empresas cuando buscan candidatos para cubrir una vacante o nuevos puestos de trabajo descartan sistemáticamente los CV de mayores de 45 años.


 
La transformación del mercado laboral corre en paralelo a la revolución demográfica que estamos viviendo. De un trabajo para toda la vida en el que las empresas “contrataban” nuestro tiempo a cambio de una nómina, a la guerra por el talento que se ha desatado y en la que se buscan capacidad, competencias, adaptabilidad y respuestas  a los retos a los que las empresas se enfrentan actualmente en un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) muy alejado de los escenarios estables de otras épocas y que exige una constante adaptación de la organización a las demandas de los clientes y a los cambios tecnológicos disruptivos.

Estos cambiantes escenarios exigen de la transformación del mercado laboral para permitir la agilidad necesaria de respuesta a las nuevas exigencias. Y eso afecta a la estructura de la carrera profesional de los profesionales que ya no puede responder a posiciones laborales inamovibles y rígidas.

La estructura de la carrera profesional a lo largo del siglo XX constaba, en la mayoría de los casos, de tres períodos claramente diferenciados: Una primera etapa formativa, una etapa productiva y la etapa final de retiro o jubilación.  Llegada la madurez profesional se iniciaba un declive que desembocaba en la jubilación.

Pero en el siglo XXI las carreras profesionales son “multietapas” y no lineales de forma que un profesional cambia de empresa o de proyecto varias veces a lo largo de su vida laboral, de función y de tareas, de relación contractual, pasa necesariamente por varios momentos de formación y aprendizaje de nuevas habilidades y debe adquirir en todo momento nuevos conocimientos de forma que el aprendizaje se convierte en parte consustancial del “trabajo” (lifelong learning). 

Si la trayectoria no es ni lineal ni ascendente, estamos “en construcción” a lo largo de toda nuestra carrera profesional, si somos en todo momento y simultáneamente maestros y aprendices, eso nos obligará a mantener el equilibrio entre nuestra inteligencia cristalizada y nuestra inteligencia fluida, entre la capacidad de utilizar el conocimiento y la experiencia adquiridas y la capacidad  de resolver nuevos problemas.

Los continuos y acelerados cambios que estamos viviendo hacen que el conocimiento acumulado y almacenado a lo largo de nuestra carrera profesional caduque inevitablemente. Si hasta hace unas décadas, el conocimiento adquirido en la etapa formativa bastaba para dar una respuesta profesional durante toda nuestra trayectoria, el aprendizaje permanente se ha convertido en una condición inexcusable para mantener la empleabilidad. Aprender es ahora parte del trabajo.

Esta caducidad del conocimiento explícito, el conocimiento que puede ser registrado en libros, informes, artículos, documentos es uno de los pilares para la rápida expansión del “edadismo” (discriminación por edad), “ageism” en inglés, término acuñado por Robert N. Butler en 1969, (The Longevity Revolution: The Benefits and Challenges of Living a Long Life, Springer Science & Business Media , 2000), ya que se asocia a las personas mayores con conocimientos, habilidades y conductas caducados.

Nuestro entorno laboral y nuestra sociedad son en general, profundamente “edadistas” con graves prejuicios contra los trabajadores maduros y el proceso de envejecimiento. El mercado industrial capitalista ha promovido una exaltación de la juventud en detrimento de la madurez de forma que se asocial “juventud” a “talento” y “madurez” a “declive” y se tiende a clasificar a los trabajadores por generaciones: Babyboomers, Gen. X, Millennials, Gen.Z… y lo que vendrá, intentando buscar características comunes a un rango de edad y en muchas ocasiones contraponiéndolas entre sí insinuando las dificultades de la convivencia generacional.

Efectivamente los seres humanos pasan por diferentes ciclos vitales y eso implica diversos cambios y evoluciones respecto a sus competencias y habilidades, su capacidad y estilo de aprendizaje, sus procesos cognitivos y su conducta social que evolucionan y se transforman en cada etapa profesional y vital.

Así que más que características generacionales, en el mundo del trabajo creo que es más adecuado hablar de ciclos laborales que de generaciones y partir siempre de la historia y evolución personal de cada profesional, y en lugar de etiquetar de manera impersonal y agrupar a los trabajadores por generaciones, organizar grupos multigeneracionales que se complementen y que colaboren aportando cada individuo su talento diferencial.
Hasta ahora, en la fábrica, se mejoraban máquinas y tecnología y a continuación se ajustaba a los hombres a la tarea. Se cronometraba a los trabajadores (F.W. Taylor, The principles of Scientific Management, 1911), medía sus esfuerzos y determinaba la cantidad óptima de trabajo que cabía esperar de un trabajador en un día. Pero la “mecanización” del trabajo humano gracias, fundamentalmente, a la revolución tecnológica y digital que estamos viviendo permite, que los procesos que dependen de “tiempos y métodos”, sean ejecutados por máquinas y software y traspasar el trabajo más complejo a las personas.

Evolucionar hacia un trabajo artesanal y creativo centrado en procesos únicos y no replicables. Trabajos en los que la “experiencia”, el “conocimiento tácito” que no puede ser registrado en documentos o informes, tiene un papel importante y donde la diversidad (de edad, de género, de cultura, de capacidades, conocimientos y habilidades…) es fundamental para el desarrollo innovador de la organización.



Si el futuro más longevo requiere de carreras profesionales más largas, si la madurez y plenitud profesional se alarga mucho más allá de la edad oficial de jubilación, si los bajos índices de natalidad auguran una fuerza laboral con una media de edad muy superior a la actual, urge comenzar a elaborar en las organizaciones planes y programas de Gestión de la Edad (Age Management) siguiendo las indicaciones de la “European Agency for Safety and Health at Work” en su campaña 2016-2017.

Para que sea posible que los trabajadores de edad alarguen su carrera profesional se deben dar unas condiciones tanto en el mercado laboral como en el seno de las empresas que faciliten su transformación profesional y modifiquen la percepción del envejecimiento en el trabajo.

Los procesos de selección deben atenerse al mérito y al talento al margen de la edad.  

Los espacios de aprendizaje en la empresa deben tener en cuenta las características del aprendizaje adulto tanto lo que aporta la andragogía como la heutagogía (Stewart Hase, Moving from andragogy to heutagogy: implications for VET, Southern Cross University ePublications@SCU, 2001) como el aprendizaje colaborativo a través de comunidades de aprendizaje, y la personalización de los procesos de desarrollo profesional.

La Gestión del Conocimiento debe atender tanto al conocimiento explícito, y su actualización permanente, como al conocimiento tácito transferido a través de la narración de los trabajadores expertos y sénior de la organización.

Los puestos de trabajo estancos y definidos por funciones y tareas fijas deben revisarse en favor del trabajo por proyectos en grupos de trabajo colaborativo y en red en el que cada miembro es autónomo y autosuficiente y aporta al proyecto su conocimiento y experiencia.

Debe estimularse la rotación interna de forma que todos los profesionales conozcan totalmente el negocio y sean adaptables a todas las situaciones y cambios.

Las relaciones laborales deben flexibilizarse e incorporar la llamada economía GIG en la que no se intercambia tiempo y presencia por una nómina, sino experiencia, conocimiento y talento a cambio de una factura.

Los procesos de desvinculación por jubilación deben planificarse de forma progresiva y permitir que los trabajadores transfieran su experiencia a los que permanecen o se incorporan a la organización y mantengan el vínculo con la empresa una vez jubilados a través de figuras como la mentoría, el “interim management”, la asesoría, el voluntariado, la formación…

El futuro de las organizaciones pasa por la diversidad de sus plantillas y colaboradores y por poner en valor tanto el talento emergente como el talento experto para conseguir una empresa competitiva e innovadora.

Age Management: Algunos #aprendizajes que me llevo del 2019

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Talento.Cooldys, de izquierda a derecha: Jaume Gurt, Carlos Morales, Olga Berbés, Laura Rosillo, Cèlia Hil. Faltan en la foto: Eleonora Barone y Alberto Bokos
Ha sido el 2019 el año de construcción de una ilusión, TalentoCooldys, de lento cocinar de un proyecto que pretende luchar contra el #edadismo y poner en valor el #TalentoSénior.

Y ha llegado el momento del año de hacer balance para poder seguir creciendo reviso las lecturas realizadas, algunos datos recopilados, algunas charlas a las que he asistido o que he mantenido, muchas conversaciones con desempleados +50..., que paso a enumerar.

ALGUNAS LECTURAS:

Ha comenzado el "boom", proliferan las publicaciones sobre la revolución 

demográfica a la que estamos asistiendo. Se ha abierto el melón, la Gestión de la Edad (Age Management) aún no ha entrado en ninguna de las agendas de directores de empresas ni de las áreas de Recursos Humanos, Personas, Gestión de Talento, o como quiera que se llamen ahora, pero ha sonado el primer aviso. 

Buenas lecturas que auguran un futuro en el que los mayores de 50 seguiremos aportando, seguiremos en la brecha protagonizando nuevos episodios de este cambio de era que estamos viviendo. 

Los +50 somos la nueva mayoría y al mundo económico y del management empiezan a sonarle las campanas de un nuevo nicho al que hay que atender (vender) y gestionar. La nueva madurez (pongamos de los 50 a los 75 años, año arriba, año abajo...,) saludable y experta, quiere seguir siendo parte activa de las empresas y de la sociedad en general y eso trastoca viejas afirmaciones y prejuicios.

Ya no se trata de abordar el envejecimiento sino de planificar la longevidad de la población con una esperanza de vida en España de 83 años de media y creciendo y una tasa de fecundidad de 1,3 hijos cuando debería ser como mínimo de 2,1 para asegurar el relevo generacional. A la escasez de jóvenes hay que unir la aparición de una nueva etapa vital, la nueva madurez, que supone que también se alarga el período vital en el que disfrutamos de buena salud y energía, con la ventaja adicional de sumar además experiencia profesional.


Como dice José Antonio Herce, los niños que no nacen son los años de más que vivimos. 


      


Como se comenta en el vídeo, en 1900 llegaban a los 65 años el 30% de la población. Actualmente casi llegan a ese porcentaje los de 91 años (26,8%).
A vidas muy cortas corresponde una natalidad alta y si se incrementa la longevidad, la natalidad baja.


ALGUNOS DATOS SORPRENDENTES

El Confidencial 19/12/2019
Leemos diariamente en los medios de comunicación que el sistema de pensiones tal como lo conocemos tiene los días contados. Tal vez no sea la culpa de los pensionistas ociosos y enfermos (según la imagen que a menudo se nos transmite), sino de ERES, jubilaciones anticipadas, PSI (Programas Voluntarios de Suspensión de la Relación Laboral) que afectan a mayores de 52 (¿¡¡¡?) años. En el 2018 el 46% de todas las jubilaciones que se produjeron en España lo fueron de trabajadores menores de 65 años. Difícilmente podemos digerir tamaña contradicción.

Se dice además que la generación del BabyBoom está deseando jubilarse y no digo yo que no sea cierto, pero eso no habla precisamente bien del clima laboral de las empresas de nuestro país. Muchos de los que anhelan la jubilación lo que desean en realidad es salir huyendo de la organización que los ha maltratado. Porque son muchas las empresas que están envejeciendo y que poseen estructuras y políticas más propias del siglo XX que del XXI, mientras que las personas evolucionan al ritmo que lo hace la sociedad, como es natural.


Las jubilaciones anticipadas además han creado ese nuevo prejuicio que hace suponer que los menores de 65 años son felices cuando se les propone dejar el mercado laboral anticipadamente. Sin embargo, para los profesionales que llevan en la misma empresa 15, 20, 30 años o más, la jubilación supone una ruptura social, fisiológica y económica con la vida que conocen, con sus rutinas y hábitos y suele suponer una crisis vital a veces difícil de superar. Otras medidas harían más "humana" la desvinculación, como por ejemplo el retiro gradual recortando progresivamente las horas de dedicación y expandiendo así los años de actividad en lugar de recortarlos y alargando de esta manera la vida activa y la carrera profesional de los mayores de 65 años

https://www.ine.es/prensa/ef_2018_d.pdf
Un tercio de los mayores de 45 años en EEUU no tienen hijos y en España roza el 20% y crecerá en porcentaje en los próximos años ya que la media de edad de primer hijo está en 2019 en 32 años y sin apenas medidas de protección a la maternidad. Y aquellos que sí tienen hijos ven como su emancipación se produce a los 29 años de media y que gran parte de los pertenecientes al colectivo de entre 50 y 75 años tienen a sus padres vivos y en muchos casos dependientes. La mitad de los jóvenes no trabaja y la otra mitad no para de trabajar. Los jóvenes no tienen hijos porque o no tienen dinero o no tienen tiempo.

Estos datos plantean, por un lado, que el peso de la economía familiar recae en el colectivo de +50 y que en el futuro muy próximo los temas que nos ocuparán tienen que ver con nuevas formas de convivencia sénior, con la posibilidad de seguir teniendo ingresos a pesar de la jubilación, con el desarrollo de la llamada "Silver Economy", la economía dirigida a cubrir las necesidades del colectivo sénior.


ALGUNAS CHARLAS, ALGUNOS TALLERES



2019 ha hecho que crezca el interés sobre el envejecimiento de los trabajadores. Se habla de mercado laboral envejecido cuando la proporción de trabajadores de 45 años y más supera el 27 % del total de los ocupados, según la Primera Asamblea Mundial de Envejecimiento, Viena, 1982. En España rondan el 30 %.

El interés de las empresas por ahora se centra en dos temas que, siendo importantes, aún no abordan la Gestión de la Edad en su globalidad: La salud laboral y la prevención de riesgos laborales relacionadas con la edad (absentismo, enfermedades crónicas, flexibilidad laboral... ), en primer lugar, y la digitalización del colectivo de +50 que erróneamente se supone analfabeto digital, aunque el problema tenga que ver, las más de las veces, con la natural resistencia al cambio y la imposibilidad de aplicar lo que se pregona en organizaciones con estructuras claramente obsoletas y envejecidas.

Y, aunque no se relaciona directamente con la edad, empiezan a extenderse los programas que incluyen medidas de flexibilidad laboral y teletrabajo insertados en planes más amplios de conciliación e igualdad (todo ello a pesar de las medidas obligatorias para controlar la presencia en el lugar de trabajo). La flexibilidad laboral ya no se ve como una medida que sólo favorece la conciliación de la vida laboral con la vida personal, sino como una medida para incrementar la eficiencia y productividad de los profesionales, ya que permite la realización de tareas focalizadas y en profundidad, cosa que resulta cada vez más difícil en espacios de trabajo donde es difícil la concentración y huir de las interrupciones constantes.

Tímidamente comienza a aparecer el interés por la gestión del conocimiento en los procesos de desvinculación y por la renovación de los planes de formación que evolucionan desde los viejos catálogos de cursos hacia las Comunidades de Aprendizaje, las Redes Sociales Corporativas y el Trabajo Colaborativo y el Trabajo en voz alta (Working out loud WOL)

La construcción de nuevo conocimiento deviene una necesidad urgente y para ello es imprescindible la diversidad de los equipos de trabajo, diversidad que no sólo se refiere al género, la capacidad, la cultura..., sino que incluye la diversidad de edad somo elemento favorecedor de la innovación y la creatividad de los equipos.



Consecuencia de todo esto aparece la demanda de renovación de los formadores internos de las organizaciones y la creación y gestión de espacios de intercambio intergeneracional en los que crear un nuevo lenguaje compartido y complementario, en los que trabajar por proyectos y en red de forma que cada individuo aporte aquello que le diferencia de los demás, aquello que enriquece el proyecto común.

Muchas organizaciones están decepcionadas de los programas de "mentoring" que funcionan mal porque no se invierte suficiente tiempo ni se trabaja en profundidad en la formación de los mentores y se sigue considerando como como función inherente a la edad y a la experiencia en la empresa, cuando el "mentoring" requiere del desarrollo de técnicas tan sofisticadas como la "mayeútica" y el "storytelling" y sobre todo de proponer un objetivo común a mentor y mentorizado.

Tampoco ayudan los estudios que empiezan a proliferar sobre las "abismales" (???) diferencias entre las diferentes generaciones que conviven hoy en la empresa . Dichos estudios no hacen más que profundizar en el enfrentamiento entre generaciones: los "boomers" son los culpables de que los "millennials" no se desarrollen y crezcan en la empresa, los "millennials" no tienen ni los valores, ni los hábitos de trabajo de los "boomers"... y así hasta el infinito... La mayor parte de estos estudios presentan las diferentes generaciones por tramos de edad (sin ponerse además de acuerdo en la franjas que las definen) contraponiendo los valores de cada una de ellas como si el entorno y el presente no influyera en todas las edades y nos hiciera compartir creencias y valores, más que vivir en la burbuja de nuestra pasada o presente juventud.

Propuestas más arriesgadas que apuestan por la colaboración y convivencia intergeneracional empiezan también a emerger tímidamente. Las conversaciones y proyectos multigeneracionales ponen de manifiesto la necesidad imperiosa de que profesionales con diferentes prioridades y valores se escuchen e intercambien pareceres en un momento en el que el diálogo y el debate sereno parece una quimera inalcanzable y que en todos los rincones sociales triunfa el enfrentamiento y las posturas radicales. Sin embargo, el simple hecho de escuchar las razones del "otro" supone un paso importante para poner en marcha proyectos ágiles e innovadores.

Algunos empleadores argumentan que si mantienen en el empleo a mayores de 50 años e invierten en su formación y desarrollo, la inversión tiene difícil retorno ya que se irán de la empresa por jubilación en pocos años, pero empieza a ser evidente que trabajadores más jóvenes no quieren permanecer en la misma empresa 15 o 20 años y prefieren disfrutar de múltiples experiencias y aprendizajes en diferentes organizaciones que la estabilidad en el empleo, que parece más un valor del siglo XX que del siglo XXI. De hecho, en muchas de las sesiones que sobre "empleoyer Branding" he llevado a cabo este año, el principal problema al que hacían referencia los empleadores es a la dificultad de retener el talento joven durante un período razonable.

Bernice L. Neugarten (Los significados de la edad) sostiene que la edad se tornará irrelevante en la medida que el grupo más importante de mayores -los viejos jóvenes- se confundirá con los jóvenes y sostendrá las mismas demandas que éstos. En tanto que, los más viejos y enfermos serán un grupo minoritario, convirtiéndose en una subcultura, si no se adhieren a las demandas del grupo mayoritario.

HABLANDO CON DESEMPLEADOS DE +50


Imagen: https://www.al.com/huntsville-times-business/2012/04/unemployed_workers_over_the_ag.html

Para los mayores de 50 años la idea de no tener trabajo genera intensos sentimientos de ansiedad e incertidumbre, ya que no se está al inicio de la carrera profesional sino que se tiene la creencia de que se está cerca del final de la vida profesional, aunque eso, ante la longevidad prevista, no sea cierto.

En el incierto y cambiante mercado laboral actual, el trabajador maduro se enfrenta a la posibilidad muy real de ser despedido de su trabajo por un montón de razones diferentes, desde las dificultades financieras por las que pase su empresa, pasando por la robotización y tecnificación de muchos puestos de trabajo, el traslado del negocio a países en los que es más barata la mano de obra o los impuestos que pesan sobre las empresas, hasta renovación de la plantilla por jóvenes más baratos o que se cree aportarán nuevas ideas y actitudes más productivas.

Independientemente de la razón, la menos habitual será no cumplir con las expectativas de la empresa, así que en muchas ocasiones el primer problema al que se enfrenta un desempleado de + de 50 es justamente el estar sin trabajo por causas que no controla, que no dependen de su capacidad, su talento o su actitud. Y eso , el ser expulsado del mercado laboral sin razón ni culpa, suele provocar un paradójico encastillamiento. Si la "culpa" es del "empleador", del mercado, de la crisis, de la sociedad actual, yo no debo cambiar nada, sólo esperar que los que me han expulsado de su seno me digan dónde debo situarme. De esta manera, algunos de los desempleados de +50 esperan, como única alternativa, una jubilación que aún tardará un montón de años en llegar.

Otros, inician el proceso de transformación actualizando sus conocimientos con la esperanza de poder competir con los más jóvenes, sin darse cuenta que en esa competencia llevan las de perder y que, si bien es fundamental actualizar el bagaje profesional, el valor diferencial de un trabajador de +50 es precisamente su experiencia laboral y vital y que es sobre eso sobre lo que tienen que trabajar y lo que tiene que ofertar

Se hace imprescindible, en cualquier caso, tener cierto dominio de la Competencia Digital y desarrollar en las redes una reputación profesional, una Marca Personal que dé visibilidad  al profesional maduro y ponga en valor su experiencia.
En general, la vivencia más difícil para un desempleado de +50 es la soledad con la que se enfrenta a la búsqueda de trabajo. Si durante años ha trabajado en una empresa, ha compartido trabajo con un equipo o grupo de personas, gran parte de su día a día laboral tenía que ver con resolver problemas de convivencia laboral..., enfrentarse a la soledad del paro se hace insoportable.

Por eso es tan importante recuperar redes de contactos y asociarse a otros, de la misma manera que será importante cambiar el planteamiento y de buscar trabajo pasar a ofertar servicios, romper con la concepción "una persona, un puesto de trabajo" para ofertar "un equipo que ofrece soluciones".

La generación del Babyboom ha sido etiquetada como la menos preparada en décadas para la jubilación  porque las diferentes crisis que han vivido los trabajadores mayores han impedido que tengan ahorros suficientes para complementar la pensión que con toda seguridad va a ser insuficiente para proporcionar una  jubilación segura, porque se trata de la generación que creyó que nunca envejecería. 

Los jóvenes de los años 70 y 80 vivieron revolucionarios cambios sociales, culturales y económicos  y ahora se rebelan contra los tópicos y se resisten a  que se les encasille en el perfil de "viejo pasivo y sedentario", quieren seguir aprendiendo y disfrutando de la "nueva madurez", la madurescencia.


Pero, ¿por qué resulta casi imposible que un profesional que ha perdido su trabajo con más de 50 años pueda volver a incorporarse a una empresa?  

Las razones son múltiples y casi todas están asociadas a la vieja concepción del envejecimiento y la exaltación de la juventud. Envejecimiento se asocia a pérdida, dependencia, pasividad y aislamiento. Pero esos términos corresponden hoy en día a la "senectud" que además como período vital se ha acortado ostensiblemente y si la madurez activa se ha alargado considerablemente, la etapa final de la vida en la que la mayoría de las personas entran en la llamada "dependencia",  suele tener como media dos años de duración.

Frente a la visión contemplativa de la vejez, de introversión y desinterés por las relaciones sociales, han aparecido conceptos como "envejecimiento activo" que no hacen sino confirmar que envejecer ya no es lo que era, y que supone la implicación social de los individuos en este nuevo ciclo vital al que me gusta llamar "madurescencia".

A pesar de esto, a trabajadores sénior desempleados, incluso con alto nivel de capacitación, les resulta muy difícil reubicarse en el mercado laboral. Y ciertamente no se trata sólo de un problema de prejuicios por parte del empleador, que algo de eso hay... La profunda transformación que está aconteciendo tanto en el mercado laboral como en los oficios y profesiones, merece un abordaje que va más allá de defender las ventajas de la diversidad en las organizaciones. 

Este cambio de planteamiento no sólo afectará a los mayores de 50 sino a todos los trabajadores que deberán transitar de la venta se su "tiempo a cambio de una nómina", hacia "talento a cambio de una factura", de puestos de trabajo estancos y compartimentados a trabajar por proyectos, de especializarse en un oficio o profesión a desarrollar permanentemente su talento para poder ofrecer soluciones a problemas complejos. 

Es importante remarcar que cuando se revisan los recursos y programas destinados a desempleados mayores de 50 años, aparte de ser muy escasos, resultan poco eficaces porque parten de premisas que imposibilitan su éxito:
Parten de las carencias y deficiencias de este colectivo en lugar de hacerlo de su experiencia y talento, de lo que deben cambiar en lugar de en lo que pueden aportar y, por otro lado, se dirigen prioritariamente al colectivo más vulnerable en lugar de hacerlo al colectivo con más posibilidades de seguir aportando a la comunidad. Los programas de capacitación para desempleados suelen tener además un éxito modesto y su efectividad no está clara.

Esto no significa que no sean absolutamente imprescindibles los programas y recursos que parten de la vulnerabilidad y la desventaja para incorporarse al mercado laboral, pero el mercado no sólo ha expulsado a los trabajadores de +50 de bajos salarios, poca formación y con oficios de poco valor añadido, la salida del mercado laboral del talento experto es masiva y afecta a todos los niveles salariales y de formación, por lo que muchas empresas se están descapitalizando de conocimiento y talento, no sólo de mano de obra. 


COMPARTIENDO, CONSTRUYENDO EQUIPO

Ante este panorama parecía urgente salir de la reflexión, los datos, los estudios y hasta de la bola de cristal y comenzar a actuar, a proponer acciones que hemos probado en organizaciones pioneras en la Gestión de la Edad, casi sin saberlo, apremiadas por el envejecimiento que es ya una realidad en sus plantillas, o por creer de verdad en el valor de la diversidad en el sentido más amplio del término o porque realmente quieren situar a la "persona" en el centro para poder seguir creciendo..., organizaciones que generosamente se han prestado a realizar un programa "piloto", por supuesto, para construir equipos colaborativos, ágiles e innovadores en los que cada profesional aporte lo mejor de sí mismo, personalizando al máximo los servicios y propuestas del departamento de Recursos Humanos, en aras de  desarrollar un trabajo más humano y más innovador para garantizar que la empresa no envejezca y se desarrolle al mismo ritmo que sus profesionales.



2020 - 2030 Comienza la década #Yold ("Young Older")

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Imagen: dreamstime

La longevidad y envejecimiento saludable que caracteriza al siglo XXI, han originado la aparición de un nuevo ciclo vital a la que algunos han comenzado a llamar #YOLD, con esa especial habilidad de la lengua inglesa para inventar palabras que sintetizan bien nuevos conceptos. De la fusión entre "young" y "older" surge #YOLD, aunque yo sigo prefiriendo hablar de "madurescencia" porque implica una crisis similar a la que vivimos en la "adolescencia" y también "etapa vital". 

Pero al margen de como la nombremos, esta década que comienza y que espero que podamos llamar "felices 20" supone la consagración como nueva mayoría en España de los mayores de 50 años, los #YOLD que se viven a sí mismos no desde su edad cronológica, sino en función de la esperanza de vida, de la longevidad conquistada, en función del futuro y no del pasado. En ese sentido, les preocupa más todo lo que queda por hacer, por sentir y por vivir, que lo vivido hasta ahora.

Somos presente y queremos seguir contribuyendo al surgimiento del nuevo "humanismo" transformador.

Pero muchas de las organizaciones a las que queremos aportar nuestra experiencia y entusiasmo están convencidas de que los trabajadores queremos jubilarnos cuanto antes y que encontrarán una multitud de jóvenes a las puertas de cada empresa deseando incorporarse a organizaciones vetustas en las que trabajar ocho horas al día durante años y años, en puestos de trabajo inalterables e inmunes al paso del tiempo. Pero eso será difícil en la mayoría de países desarrollados en los que las tasas de natalidad han descendido dramáticamente y las aspiraciones y valores de los jóvenes trabajadores no corresponden a los del siglo XX.

¡Está claro que las personas están envejeciendo mucho mejor que las empresas!


Las generaciones veteranas hemos transmitido a las nuevas generaciones el deseo de continuas nuevas experiencias, la necesidad de aprender algo nuevo cada día, la importancia de adaptarse al cambio  permanentemente y a valorar el entorno personal y privado, tanto como el entorno profesional que además debe conllevar, para que nos interese, la posibilidad de un constante desarrollo personal y profesional.

Esos nuevos valores emergentes responden a la necesidad de una sociedad  más responsable, tanto a nivel individual como colectivo, que “humanice” el trabajo y las relaciones laborales y trate a los profesionales no como “recursos” sino como “productores independientes de bienes y servicios”. De “tiempo a cambio de nómina” pasaríamos a relaciones en las que obtener servicios y soluciones a cambio de una factura.

Imagen: (fragmento) https://www.psicoactiva.com/blog/mentalidad-fija-vs-mentalidad-crecimiento-dos-posturas-basicas-dan-forma-nuestras-vidas/

Si en el seno de las empresas parece que el único futuro para los trabajadores sénior es la jubilación anticipada o el despido, es actualmente casi imposible que los profesionales experimentados se incorporen con posibilidades de éxito a un proceso de selección. Tal como comenta Steven G Allen , un desafío clave al que se enfrentan los trabajadores de más edad es la disminución radical, en los últimos veinte años, de las probabilidades de convertirse en un "nuevo empleado". Aunque su tasa de rotación es mucho más baja que en otros grupos de edad, los empleadores desarrollan edadismo y prejuicios sobre la capacidad de los #Yold de adaptarse a un nuevo entorno laboral.

Y para los que afortunadamente siguen en la empresa, muchas de estas organizaciones simplemente no están por la labor de ofrecer a los trabajadores experimentados de más edad propuestas de trabajo flexible, herramientas para su transformación profesional, capacitación técnica, oportunidades de desarrollo, y esperan pacientemente que su propia obsolescencia sea la palanca para desear el retiro, en lugar de estimular el deseo de adquirir nuevas habilidades o iniciar nuevos y retadores proyectos.

Estar preparado para la longevidad laboral requiere que las organizaciones realicen un análisis riguroso del colectivo +50 que configura actualmente casi el 30% de las plantillas, así como un cambio de mentalidad sobre cómo los trabajadores experimentados agregan valor a la empresa. Administrar una fuerza laboral de más edad en rápido crecimiento es para las empresas un desafío sin precedentes que debe abordarse ya sin demora.



Eso es lo que proponen los programas de Gestión de la Edad (Age Management) que abordan de forma global la trayectoria profesional de una persona y procuran que, en cada momento, se adapte el trabajo a la fase vital por la que está transitando el trabajador de forma que su evolución, desarrollo y crecimiento sea constante y pueda aportar lo mejor de sí mismo a la organización y a la comunidad.

En Talento.Cooldys tenemos un enorme reto para este 2020, y esperamos que para la década al completo: Queremos proponer a toda una ciudad revisar los ciclos laborales y adecuar los puestos de trabajo de las empresas de esa ciudad a la experiencia y el momento vital de sus trabajadores mayores de 50 años. Queremos además, dotar de las herramientas para su transformación profesional de forma que puedan adaptarse a los incesantes cambios que se están produciendo en el mercado, a estos profesionales experimentados que quieren seguir aportando valor a su comunidad. 

Queremos ofrecer a las empresas herramientas para luchar contra el #edadismo y los prejuicios que arrinconan el talento sénior en posiciones con poco valor, y desarrollar proyectos que abarquen desde la transformación profesional de todos los empleados de la organización, hasta procesos de transferencia del conocimiento tácito de los #Yold, como elemento imprescindible para diseñar proyectos de desvinculación enriquecedores para la empresa y para las personas que han aportado valor a la organización.

Nuestro presente y nuestro futuro pasa por contar con la experiencia y seguir creciendo laboral y vitalmente en la era de la longevidad.



#Reskilling & #Upskilling +50: Transiciones viables

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Imagen: Blog Creativelive



El #edadismo es la enfermedad social de nuestro tiempo. Dice la OMS (2001) que como discriminación es la única que es perpetrada por personas que algún día llegarán a ser mayores. Es un prejuicio hacia el propio futuro pues el envejecimiento es universal (todos los seres vivos envejecen), intrínseco (inevitable y parte de la genética de los seres vivos) y progresivo (generado a lo largo del curso de la vida.

La respuesta al #edadismo está en la transformación individual.

En un mundo VUCAH (volátil, incierto, complejo, ambiguo e hiperconectado) las organizaciones se centran en la búsqueda de talento que dicen escaso. El problema no está en la "escasez" de trabajadores talentosos, al contrario, nunca tantos trabajadores estuvieron tan "armados" para desempeñar oficios y profesiones. Está en que los oficios y profesiones que dominan, viven una profunda transformación y se requieren nuevas competencias que los profesionales aún no poseen.

Las empresas dedican ingentes esfuerzos a la captación de talento, centrándose en los profesionales noveles (la generación más preparada de la historia es la generación más escasa...), sin tener en cuenta que las competencias y habilidades que poseen y están sin estrenar (edad media de incorporación al primer empleo en España= 26 años) no son las competencias que requiere el presente ni el futuro próximo, ya que gran parte de su formación se ha realizado con diseños educativos propios del siglo XX y el conocimiento hoy en día se vuelve obsoleto en un plis plas. Tampoco suele reflexionarse sobre la caída de la natalidad desde hace cuatro décadas que hace que los millennials, los Z y generaciones siguientes sean un bien escasísimo, mientras crece sin parar el desempleo entre los mayores de 45 años.

Tampoco suele preocupar el talento ya incorporado desde hace años en la organización, el talento sénior, profesionales que deben entrar sin falta en un proceso de transformación profesional, para sumar a su experiencia y conocimiento de la empresa, sector y cliente, nuevas competencias y habilidades que ayuden a la imprescindible, también, transformación de la empresa.
Imagen: Allison Dulin Salisbury

Sistemas y comunidades de aprendizaje deberán centrarse en dos procesos que ayuden a alargar la carrera laboral y a mantener "empleables" a los profesionales experimentados y que cubran dos necesidades de estos profesionales con larga experiencia, la transformación y la reinvención profesional:

Uspkilling: Incorporar nuevas competencias para mantenerse actualizado, agregar ciertas habilidades y conocimientos para el desarrollo profesional debido al cambio en los requerimientos en el trabajo.

Reskilling: El aprendizaje de nuevos conjuntos de competencias para poder efectuar la transición a un rol, oficio o profesión completamente nuevo.

La globalización más los cambios tecnológicos exigen volver a capacitarse y mejorar para seguir en la brecha laboral. Ciertos trabajos exigirán de la ampliación de conocimientos y habilidades mientras que otros sencillamente desaparecerán sustituidos por tecnología. Estos últimos requerirán de una segunda carrera profesional (ENCORE), de un nuevo comienzo aunque con la ventaja de la experiencia acumulada en otro campo del que seguro podremos exportar buenas prácticas.

En plena 4ª Revolución Industrial encontramos profundos cambios que convierten en urgente la necesidad de  transformación de los trabajadores desde un enfoque profundamente humanista.

Las empresas ya no deben diseñar puestos de trabajo rígidos y estancos y encajar como sea a las personas en esa "posición", sino que para crecer e incrementar la productividad y el compromiso de los trabajadores, deben adaptar la estructura organizativa a las cualidades y el talento de las personas que colaboran en la empresa.

Reinventar, por esta razón, el aprendizaje a partir de las personas, desde las personas y para las personas de forma empática e individualizada y no desde las "posiciones" de la estructura organizativa.

De hecho el talento de las personas no es una constante invariable, sino que responde a los ciclos tanto profesionales como vitales, de forma que cada profesional varía su compromiso y motivación según el momento vital en el que se halle.

De la misma forma el talento fluctúa de profesional a profesional dependiendo de su experiencia, de los años de antigüedad en la empresa, de su actitud vital que rara vez coincide con su edad biológica...


Imagen: Ideas Imprescindibles 

Esta transformación de los puestos de trabajo y de los oficios y las profesiones necesita, sin lugar a dudas, del desarrollo de las imprescindibles habilidades digitales, pero complementadas por las habilidades más humanas, las "soft skills", como la inteligencia emocional, la habilidad para enseñar a otros, la capacidad de aprendizaje o "learnability", el dominio de los recursos para "trabajar en voz alta" (working out laud"), las habilidades sociales, en fin, habilidades profundamente humanas.

El aprendizaje de nuevos roles y profesiones (reskilling) debe estar entrelazado en el propio flujo del trabajo presente, debe ser personalizado y utilizando todos los recursos de las TAC, Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento, y entregando al trabajador el mayor valor en la menor cantidad de tiempo.

El primer paso en el proceso de transformación profesional es identificar las habilidades (no los trabajos y tareas) necesarias a desarrollar. Será necesario incrementar las habilidades tecnológicas, pero será imprescindible aumentar el dominio de las habilidades emocionales y las cognitivas como el análisis cuantitativo, la gestión de proyectos y la creatividad. 

Será también necesario elaborar el "mapa de talento" de la organización. Saber quién posee las aptitudes y habilidades necesarias para abordar el futuro de la organización y qué personas dentro de la empresa necesitan estas nuevas habilidades y qué capacidad de aprendizaje tienen, para poder diseñar planes de aprendizaje individualizados (PLE).

La capacidad y agilidad de aprendizaje es, sin duda, la habilidad más valiosa actualmente y a prueba de futuro. Los profesionales "ávidos" de nuevos aprendizajes podrán evolucionar junto con la organización y adaptarse con facilidad a los nuevos escenarios que aparezcan.

El aprendizaje adulto exige acciones "just-in-time", o sea, acciones que den soporte al trabajo diario de los empleados, que propongan mejoras y nuevas maneras de trabajar que simplifiquen los procesos de trabajo. Los adultos sólo aprenden si pueden aplicar inmediatamente lo aprendido a su realidad laboral, los aprendizajes "por si acaso" (just-in-case) se extinguen con rapidez. 

La transformación real de los trabajadores sucederá si son ellos mismos los que participan activamente en los procesos de aprendizaje aportando sus conocimientos, habilidades y experiencia que, al compartirlos con los demás, construirán la inteligencia colectiva de la organización.

Hay que tener en cuenta en los procesos de transformación profesional la "infoxicación" que padecemos y que nos provoca "tecnoestrés". La velocidad del cambio digital, la enorme cantidad de datos que debemos procesar diariamente y a los que difícilmente sabemos darles sentido, y la gran cantidad de "distracciones" digitales, hacen que para muchos trabajadores la tecnología se sienta invasiva, complicada y confusa.

Y es habitual que muchos trabajadores, entonces, piensen que las empresas priorizan la compra y uso de nuevas tecnologías sobre sus necesidades como personas y eso explica, en muchas ocasiones, la desafección y la falta de compromiso del trabajador respecto a la marca. Esta falta de compromiso debe enfrentarse proponiendo al profesional nuevos retos, dotándole de autonomía y capacidad de decisión sobre su trabajo y poniendo la tecnología a su servicio y como respuesta a sus demandas y no al revés.

Hasta ahora apenas hemos hablado de la "Gestión de la Edad" (Age Management), pero si analizamos la revolución demográfica que estamos viviendo que conlleva un descenso dramático de la natalidad en las últimas décadas y una marea creciente de jubilaciones, no podemos más que centrarnos en el alargamiento de las carreras profesionales y una especial atención en las empresas a la retención y transformación profesional del talento maduro experimentado.

 Por un lado, el reto para las organizaciones consistirá en conseguir que los trabajadores opten por "quedarse" en la empresa y seguir aprendiendo dentro, y por otro lado consistirá también en saber capturar y compartir el conocimiento "tácito" de los profesionales sénior que accedan a la jubilación y de esta manera no causen una pérdida catastrófica de experiencia a la empresa.

La transformación profesional (reskilling) provocará que se incorporen a procesos de reclutamiento y selección profesionales maduros en su segunda carrera profesional (ENCORE).

Así las claves del "reskilling" en las organizaciones para hacer frente al reto demográfico en una sociedad longeva, pasan por reinvención del empleado con experiencia, invirtiendo en su transformación profesional, la captura del conocimiento tácito que este trabajador experto posee y la incorporación como "nuevos empleados" de TALENTO SÉNIOR.


            

#ERTE: Mantener el vínculo y planificar el reencuentro

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El abrazo, Juan Genovés
La reincorporación al trabajo presencial o en remoto después del confinamiento en los casos de ERTE supondrá un reto para las empresas, tanto para los trabajadores como para la propia estructura y funcionamiento de la organización también alterada por la pandemia.

Ya desde este mismo momento se hace imprescindible diseñar una estrategia de "reencuentro" que acompañe esta vuelta a la empresa, después de una "desvinculación" temporal, desde las perspectivas siguientes:

Psicológica: que trabaje la pérdida de la autoconfianza en la propia capacidad, que rompa el encierro en sí mismo que supone el confinamiento y que dé seguridad al trabajador al compartir espacios y proximidad con sus compañeros.

Profesional: La desconexión con las rutinas laborales durante cierto tiempo requerirá de una buena planificación del desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos´y la creación de espacios de aprendizaje colaborativo.

Condiciones de trabajo: Planificar el incremento de medidas de seguridad y salud laboral.

Social: Retomar espacios de socialización para compartir la cultura y el propósito de la empresa.

Los cambios en los hábitos de trabajo que ha traído el confinamiento y el ERTE suponen que al reincorporarse el trabajador deberá retomar un ritmo de trabajo que hace tiempo que no tiene; la gestión de funciones y tareas antiguas y, con seguridad, nuevas; reintegrarse a sus compañeros de equipo y de toda la empresa; aprender de nuevo a colaborar con su coordinador o jefe.

Además de las seguras acciones de celebración por la superación de la pandemia y vuelta a la normalidad, será necesario planificar el proceso de "transformación y cambio" que estas semanas han impuesto a todas las organizaciones. Es un buen momento para meditar y replantear la estructura organizativa, derribar algunos silos existentes que dificultan la comunicación y la colaboración entre los profesionales, crear comunidades de práctica y espacios de trabajo colaborativo que faciliten la innovación y la constante adaptación al cambio.

Antes de COVID19 y en las sucesivas encuestas del INSHT (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo) se observaba un empeoramiento progresivo de los indicadores relativos a los factores psicosociales del trabajo. Cada vez mayor número de trabajadores manifestaban sentirse "agobiados por exceso de trabajo, tener que atender a varias tareas al mismo tiempo, o tener que trabajar demasiado rápido". El nivel de estrés iba creciendo con el paso de los meses.

De la misma manera podemos hablar de estrés organizativo y de un incremento paralelo de los casos de mobbing (acoso laboral), despido, ostracismo... en las empresas.

Tanto el período de teletrabajo como el caso de la desvinculación temporal que supone un ERTE, debe servir para recuperar el equilibrio y la salud psicosocial de los trabajadores y de la organización.

Para ello y centrándonos en los casos de ERTE, hay que poner en marcha iniciativas que por un lado mantengan el vínculo de los profesionales con la organización y por otro lado, preparen para una reincorporación deseada y gozosa.

Cuanto más largo sea el confinamiento y la duración del ERTE, más difícil será la reincorporación y el arranque de la productividad de la plantilla.

Para garantizar una puesta de nuevo en marcha no traumática debemos asegurar la conservación y el incremento de las habilidades y conocimientos de los profesionales afectados por el ERTE, en dos sentidos: respaldando el aprendizaje permanente y en el sentido de que no se pierda el contacto entre los compañeros del equipo o el departamento a través de la creación de comunidades de aprendizaje con objetivos claros y definidos.

En el período de ausencia, el responsable de cada trabajador debe mantener el contacto y abrir un canal de comunicación online que haga que el empleado se sienta próximo y siga vinculado a la empresa. Debe así mismo proponer un espacio virtual de conversación, intercambio y colaboración entre todos los miembros del equipo. Seguramente habrá surgido de forma espontánea en forma de grupo de WhatsApp, pero es importante que los trabajadores perciban que la empresa quiere seguir manteniendo el contacto fluido y constante con ellos.

Podemos considerar que la reincorporación después de un ERTE supone el diseño de un "on boarding", un programa de incorporación e integración del empleado ya que el efecto no tiene nada que ver con la reincorporación después de unas vacaciones, sino que realmente se ha producido una desvinculación que tenemos que resolver dado seguridad y garantizando el compromiso de la empresa con sus profesionales. 
Los programas de "on boarding" suelen contemplar cinco momentos clave del proceso:

1.- Qué hacer antes del primer día de trabajo.
2.- Qué hacer durante el primer día de trabajo.
3.- Qué hacer durante la primera semana de trabajo.
4.- Qué hacer después de la primera semana de trabajo.
5.- Qué hacer a los 100 días del primer día de trabajo.

En el mismo sentido sería conveniente elaborar un manual del "REENCUENTRO"
que recordara a cada empleado:

  • La misión y objetivos de la organización.
  • La relación con usuarios y clientes que se ha mantenido durante el confinamiento
  • Qué ha hecho la competencia durante el confinamiento
  • Qué perspectivas tiene nuestro sector de negocio
  • Una síntesis sobre el funcionamiento de las herramientas de trabajo colaborativo que se han utilizado o se vayan a utilizar
También es conveniente habilitar un espacio de diálogo, abierto a toda la plantilla, en el que el empleado pueda plantear sus dudas y en el que las respuestas no vengan exclusivamente dadas de arriba a abajo, sino que cualquier miembro de la organización pueda responder con la información o la opinión que posea.

Imagen: Diario Las Américas




De "madurescentes" a "población de riesgo". COVID19 y trabajadores +50... Apostando por el #reskilling.

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talento sénior


Hasta hace tres meses, aproximadamente, hablábamos de la aparición de un nuevo ciclo vital que aunaba experiencia y salud, la nueva madurez... Sin concretar franjas de edad, sí se refería a esa etapa que no existía en el siglo XX en la que la "vejez"se sigue viendo como algo lejano porque cumplir años no supone todavía deterioro ni enfermedad, sino conocimiento y compromiso.

Hablábamos de esa franja que oscila entre los 50 y los 75 años en un país como el nuestro que se había situado en los 82 años de esperanza de vida, con índices de natalidad por debajo de 2, todo apuntaba a que los trabajadores maduros inevitablemente constituirían la nueva mayoría en los centros de trabajo..

Pero llegó el COVID19 y alteró completamente el discurso que empezaba a emerger de denuncia del #edadismo y reivindicación del talento sénior. De repente, los mayores de 50 años nos convertimos en "población de riesgo" y los mayores de 60 en "viejos", o con el eufemismo que utilizan los medios de comunicación en "nuestros mayores". 

Ese "nuestros" me despersonaliza y homogeneiza, me mete en un saco en el que el resto de la sociedad me coloca el cartel de "frágil", cuando yo no soy de nadie, y mi valor seguramente como profesional es ser "diferente", con una historia y una experiencia únicas y como yo, todos los "mayores", ya que el paso del tiempo nos otorga relatos diferentes, y nada hay más heterogéneo que el colectivo de los llamados "mayores". Esta heterogeneidad imposibilita meternos a todos en el mismo saco del deterioro, la fragilidad y el riesgo de contagio.




Revisar mi propio proceso durante el confinamiento me hace reflexionar sobre el futuro de los trabajadores de +50 y me reafirma en mi convicción de que es imprescindible iniciar una segunda (¿tercera, cuarta...?) carrera, transformar en algo nuevo aquello que venimos haciendo desde hace tanto..., y que mantenerse curioso y proactivo es lo que marcará seguramente la diferencia entre los que sigan surfeando en el mercado laboral y los que irremediablemente tiren la toalla e inicien el camino del "retiro".

Y aunque tengo claro esta necesaria transformación me pregunto revisando algunos de los desfallecimientos y "bajones" de estos días atrás...
¿Los trabajadores mayores querrán volver al mercado laboral después de la pandemia?
¿Aparecerán nuevas regulaciones laborales que lo dificultarán excusándose en temas de prevención de la salud?
¿Existe realmente la brecha digital que dificulta a los trabajadores mayoresteletrabajar?
¿Al incorporarse de nuevo a su trabajo los trabajadores mayores requerirán programas específicos de rehabilitación?
¿El pasar a población de riesgo, incrementará el edadismo (discriminación por edad) en las empresas?
¿Podrá acogerse, quien así lo desee,  a medidas de trabajo flexible o a tiempo parcial?
¿Planificarán las empresas, por fin, planes de Gestión de la Edad, sucesión y desvinculación de los trabajadores mayores?

La discriminación por edad después de la pandemia podría volverse más desenfrenada que hasta ahora ante un mercado laboral destrozado. 

Así que nunca mejor traído que ahora... hay que curarse en salud, dejar de lamentarse, e iniciar el camino de la transformación tanto dentro de la empresa en la que trabajamos, como si hemos perdido el trabajo, o si trabajamos por cuenta propia.

Es buen momento para hacer balance y reconsiderar nuestra carrera profesional, y aunque en una situación como la actual, que sentimos amenazante, tendemos a comportarnos de manera conservadora, es imprescindible iniciar nuestra transformación profesional.

La pandemia nos ha situado durante casi tres meses en un limbo indeterminado que oscilaba entre la necesidad de abandonar hábitos, usos y costumbres preCovid19 y la tendencia a aferrarnos a lo conocido. Pero el tiempo de inactividad está a punto de finalizar, si no lo ha hecho ya, y toca iniciar el tiempo de exploración de nuevas oportunidades que activen nuestra voluntad de cambio y reinvención de nuestra carrera profesional.

En este proceso transformador barajaremos varios posibles caminos, accederemos a diversos recursos y aprendizajes, compararemos y contrastaremos la facilidad o dificultad, las ventajas e inconvenientes de esos nuevos caminos que nos conducen a una nueva carrera acorde con la nueva realidad, con nuestra experiencia y con nuestras expectativas de futuro.

Seguramente el progresivo y gradual retorno a la cotidianidad nos deje espacio para dedicar tiempo a proyectos que quedaron hace tiempo en un cajón, ideas que no llegaron a germinar, recursos y tecnologías nuevas en las que ahora podremos profundizar.

Es tiempo también, en esta exploración de nuevos caminos, de activar nuevos contactos o contactos que perdimos por el camino y con los que hace mucho tiempo que no tenemos contacto o, intensificar la relación con los llamados "vínculos débiles", esas personas a las que no vemos a menudo, que conocemos superficialmente o que etiquetamos con el nombre de "conocidos" y que nos abrirán puertas y ventanas a nuevas realidades, nuevos escenarios, nuevas visiones..., diferentes a las archiconocidas de nuestro círculo de amigos, familiares y colegas. 

Y tener la mirada puesta en las nuevas posibles realidades que irán apareciendo. Observar si se confirma la desglobalización de la industria y la demanda de trabajo que eso puede suponer (impresión 3D, transporte y distribución, gestión de stocks, digitalización de la venta...).  

La pandemia no ha destruido edificios, carreteras, máquinas, esta es una crisis que afecta a las personas, a la forma de organizarse, comunicarse y trabajar, a la definición de los trabajos y servicios imprescindibles y este es el punto de partida para iniciar la exploración de nuestro futuro productivo.




Transformación Profesional Sénior


Edad y transformación profesional #reskilling. Inventando el nuevo mundo.

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edadismo
Madre de tres hijos de 10, 11 y 15 años, divorciada. Estadounidense. Treinta años de experiencia como actriz de cine. Conservo movilidad, más amable de lo que dicen. Se ofrece para trabajo estable en Hollywood (experiencia en Broadway) Bette Davis, at. Martin Baum G.A. C. Referencia bajo demanda.

Con la aparición de la prolífica generación babyboomer se desató un exacerbado culto a la juventud que todavía hoy perdura e inauguró la era del #edadismo y de la condena al ostracismo de las generaciones mayores.

La COVID19 ha alterado profundamente las relaciones intergeneracionales y la necesidad de distanciamiento social nos ha separado por bloques que mejor no se "toquen". La Economía de bajo contacto ("Low Touch Economy") augura un futuro próximo, y hasta un presente, fuertemente tecnificado, en que trabajaremos en solitario y en remoto a través de herramientas de trabajo colaborativo sin contacto físico. Ante el virus, los jóvenes se sienten invencibles y los mayores, en cambio, amenazados... y eso está abriendo una profunda brecha generacional.

Bette Davis en su madurez tuvo que luchar contra el #edadismo porque el cine hollywodiense sólo ofrecía papeles interesantes, de protagonista, con enjundia... a mujeres jóvenes. Una de dos: o cambiar de oficio o cambiar el cine. Las "viejas glorias" (mujeres) de Hollywood de los 50 y 60 tuvieron que enloquecer (vease a Bette Davis, por ejemplo en "¿Qué fue de Baby Jane?") para poder seguir trabajando en la industria del cine.

Los trabajadores maduros hoy seguramente no tendremos que enloquecer, pero la pandemia ha hecho inevitable las dos cosas: "cambiar de oficio" y "cambiar el cine" y esto que afecta a todos los profesionales, lo hace especialmente con los profesionales sénior, que ya nos habíamos instalado en el dominio de unos ciertos conocimientos y habilidades que, en su día, nos habían resuelto la vida y que ahora parecen obsoletos. 

No es cierto, ni esas habilidades ni el conocimiento acumulado que configuran nuestra experiencia son inútiles, pero el profundo cambio social que estamos viviendo obliga a iniciar un proceso transformador. 


Raíces sénior
Y no sólo los profesionales maduros, también las empresas maduras deben comenzar este proceso de #reskilling para adecuarse a la nueva realidad que estamos construyendo y que necesita de nuevas propuestas , nuevos servicios, nuevas maneras de relacionarnos y convivir.  Y así, leo interesada las declaraciones de Brian Chesky, uno de los creadores de AIRBNB, que ante el desplome del turismo y por lo tanto, ante las cancelaciones de la contratación de habitaciones en casas de particulares, afirma:
"Lo mejor para la compañía es que la sociedad quiera que existas" para iniciar un proceso de transformación profunda del negocio, aplaudiendo el descenso del turismo masivo y apostando por los inquilinos locales, las ciudades pequeñas y los pueblos, y las estancias más prolongadas que permitan el teletrabajo... (el tercer espacio: ni en casa, ni en la oficina).


Consumismo
Nuevas necesidades, nuevos espacios..., la persona en el centro y el equipo en red hacen que oficios y profesiones estén en plena transformación. Y en las empresas surja una nueva figura al que podríamos denominar "Manager de transformación y reskilling del trabajo" cuyas funciones pasarían por mapear las habilidades actuales de la fuerza laboral, reinventar trabajos y tareas, identificar futuras habilidades necesarias y optimizar las metodologías de trabajo.    Ya no será suficiente prejubilar a los mayores de 50, que es prácticamente la  única medida de Gestión de la Edad que hasta ahora han utilizado las empresas grandes de nuestro país, ahora toca transformar, ahora toca construir un nuevo entorno económico y laboral.

Hay que pasar a la acción y luchar denodadamente contra el #edadismo, no sólo porque hay que luchar contra cualquier tipo de discriminación, sino porque ya no nos lo podemos permitir. No sólo porque la evolución de la pirámide de edad en España reafirma que, ya no el futuro, también el presente es de la nueva mayoría +50, y que la pandemia ha constatado que tampoco ha hecho crecer nuestro índice de natalidad, sino todo lo contrario..., sino porque necesitamos de toda la fuerza laboral para encontrar el camino a la nueva economía que se vislumbra.

Hay que ponerse manos a la obra en el relanzamiento y transformación del talento sénior, imprescindible para salir a flote y construir una sociedad diversa y justa.










#Reskilling paso a paso. La transformación de los oficios y las profesiones de los trabajadores maduros

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¿Puedes enseñar a un perro viejo nuevos trucos?

¿Cuándo un trabajador se vuelve "mayor"? ¿En qué preciso momento deja de ser atractivo para una empresa? ¿Cuándo sus conocimientos, ideas, habilidades, experiencia..., dejan de ser interesantes para el desarrollo de una organización? ¿El talento se extingue con los años? ¿La edad impide adaptarse a nuevas realidades o incorporar nuevas metodologías y tecnologías? ¿El ser humano deja de aprender en algún momento?

Tópicos, prejuicios, falsas creencias configuran el grave #edadismo que sufrimos, y aunque no sólo..., especialmente en España. 


En 2004, España sumaba apenas 500.000 parados de más de 45 años; ahora son más de 1,2 millones. Hace quince años, ese colectivo suponía el 20% del total de desempleados; ahora, el 38,8%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) (...)
Hace unos meses, la Fundación Adecco hizo un sondeo entre responsables de recursos humanos (RRHH) para analizar cómo valoran la edad a la hora de seleccionar personal para sus empresas. El estudio se centró en cómo ven a los candidatos que tienen más de 55 años. De los 160 encargados de selección a los que entrevistaron, el 40% confesaron abiertamente sus reticencias a contratar candidatos de edades maduras. El mismo estudio reveló que hay instalados unos «prejuicios» recurrentes contra los trabajadores maduros: «Sus conocimientos estarán obsoletos», dijeron el 75% de los reclutadores que fueron entrevistados en este estudio; «no encajará en una plantilla mayoritariamente más joven» (34%); «tendrá una menor flexibilidad» (60%); y también abundan los que consideran que un trabajador, por tener más años, tiene más riesgo de caer enfermo y de un mayor absentismo laboral. 

El tópico de la "cristalización" de la inteligencia con la edad ha influido incluso en la creación de barreras en muchas empresas de acceso a la formación para los trabajadores mayores. Fondos europeos, contratos de formación, descuentos y beneficios suelen establecer cortes de edad cuyo tope máximo se suele situar alrededor de los 35 años, dejando fuera de cualquier incentivo al aprendizaje a los mayores de 45 años, que es la edad en la que los gobiernos del primer mundo establecen que un trabajador es "maduro".

Sin embargo, tenemos unas tasas de natalidad por debajo de las tasas de reemplazo, la esperanza de vida está hoy en día en 83,5 años y creciendo cada año, y la edad de entrada en la "senectud", y con ello en la "fragilidad", no para de aumentar asimismo. 

Todo ello nos hace pensar que, a la corta o a la larga, el mercado laboral tendrá que contar con trabajadores mayores de 45 años y procurar alargar la vida profesional activa de los trabajadores más allá de los 65 años.

Y en este sentido es importante que las empresas, superen su #edadismo, y se pongan manos a la obra en lo que verdaderamente importa en este momento: su transformación en organizaciones ágiles, en las que sus colaboradores dispongan de los recursos necesarios para su permanente adecuación y adaptación a la realidad cambiante y tecnificada que estamos viviendo, en lugar de cargar culpas sobre un colectivo, el de los "boomers+50" que en su día fue contratado para aquello por lo que ahora se le rechaza: su conocimiento especializado.


"Si bien la mayor parte de la economía española retornará a su estructura previa a la COVID-19, algunos elementos cambiarán para siempre. Por ese motivo, va a ser necesario desarrollar una labor en múltiples frentes para adaptar el panorama empresarial a la nueva realidad económica e identificar las oportunidades de mejora de las empresas. Los sectores que van a verse menos afectados en el corto plazo por la COVID-19 – el de las telecomunicaciones, el farmacéutico y de productos médicos, las ventas de alimentación y el de la energía y los suministros – podrían empezar ya a centrarse en cómo va a ser su negocio en el futuro.

 En esta tercera etapa, la de la reinvención, las empresas deben empezar por determinar si continúan con sus modelos de negocio tradicionales o exploran otros nuevos, teniendo en cuenta que las necesidades y preferencias de sus clientes han cambiado. Este hecho podría desembocar en una ola de fusiones y adquisiciones, y de alianzas y colaboraciones. Las empresas también van a tener que invertir en gestión del talento, lo que incluye el reskilling y el upskilling para preparar a los empleados para la nueva realidad económica. La reinvención será clave para que las empresas consigan resultar ganadoras. 

La productividad va a ser una métrica clave en esta etapa para garantizar la competitividad de los sectores a largo plazo (España tiene un 26% menos de productividad que la Union Europea y Reino Unido, medida como valor añadido bruto por empleado). Esa diferencia podría reducirse, parcialmente, a través de una mayor concentración de los sectores más fragmentados. Además, la pandemia de la COVID-19 podría acelerar la tendencia hacia la sostenibilidad en los distintos sectores. El impulso sectorial de la sostenibilidad podría mitigar los riesgos potenciales de ser un first mover en este campo."

Iniciar así el camino de modernización de sus estructuras jerarquizadas, en las que cada profesional tiene perfectamente definidas funciones y tareas, hacia estructuras más flexibles, centradas en asignar a cada proyecto los profesionales más adecuados según sus conocimientos, habilidades y experiencia, construyendo equipos de trabajo caracterizados por la complementariedad y diversidad de sus miembros que puedan rápidamente dar respuesta a nuevos problemas, construyan nuevos productos y ofrezcan nuevos servicios a sus clientes.




Las nuevas estructuras deben basarse en la confianza y fundamentarse en la autonomía y capacidad de decisión de los profesionales. Las organizaciones que trabajan colaborativamente en red, confían en el talento y responsabilidad de los miembros de equipos que se autoorganizan y regulan para poder ser eficientes al máximo y en los que cada profesional actúa guiado por su responsabilidad y compromiso respecto al proyecto en el que está inmerso.
Nuevas estructuras en las que se trabaja por proyectos novedosos e innovadores en lugar de en "posiciones" inamovibles y que repiten una y otra vez el mismo proceso.

Estructuras en las que cada profesional aborda su trabajo como un reto particular en momentos muy complejos en los que el grado de incertidumbre es muy alto y requiere de talento y creatividad para construir un nuevo escenario que dé respuesta a los nuevos requerimientos sociales.

Puestos de trabajo híbridos para profesionales expertos que suman tecnología e ingenio humano y que se adaptan con rapidez y agilidad a situaciones imprevistas, nuevas, desconocidas...  

Equipos multigeneracionales en los que el talento maduro se combine con el talento emergente en equipos centrados en el aprendizaje y la innovación. 

Equipos humanos que recuperan la conversación como metodología, no sólo de transmisión del conocimiento tácito, ese conocimiento adquirido a través de la experiencia ("saber cómo"), que es el punto fuerte del talento sénior, sino de construcción de nuevo conocimiento al constituirse en comunidades de aprendizaje que permitan el fluir de diferentes opiniones, experiencias, conocimientos, perspectivas... para crear la inteligencia colectiva necesaria para la transformación de la organización y responder así a las nuevas necesidades de este nuevo mundo post-pandemia.

Aprendizaje centrado en las narrativas, en las conversaciones de los miembros de estas comunidades, no en el viejo modelo de la formación en la empresa que se basa en la escucha pasiva a un "maestro" que detenta el conocimiento frente a los "aprendices" que deben incorporar esos nuevos conceptos, procesos, conocimientos..., sin tener en cuenta su realidad individual.

Todo ello en un momento en el que el trabajo ha dejado de ser un "lugar" al que acudo y en el que paso un "tiempo" por el que se me paga un "salario". Estos tres conceptos: lugar, tiempo, salario, que definían hasta ahora el "trabajo", han iniciado un proceso de transformación también, acelerado a causa de la pandemia, que permite adecuar el tiempo de trabajo al momento profesional y vital de cada trabajador. 

Todas las modalidades de "trabajo flexible" pueden responder a los diferentes momentos de la carrera profesional. La aportación de un trabajador que inicia su carrera laboral y comienza a independizarse de su núcleo familiar no puede ser la misma que la del profesional, con una cierta trayectoria, que necesita imperiosamente un estímulo para alcanzar nuevos retos y objetivos profesionales, que la del colaborador que comienza un nuevo ciclo vital después de una larga carrera y que quiere seguir contribuyendo al crecimiento de la organización. 

A estructuras piramidales en las que las personas se encajan en puestos con tareas y funciones definidas deben suceder estructuras que respeten el momento vital y profesional de cada colaborador y diseñen experiencias de empleado individualizadas.


De la misma manera que no puede ser de "café para todos " el modelo de "teletrabajo" o "trabajo en remoto" y además de las obvias necesidades del servicio, debe tenerse en cuenta la realidad de cada trabajador, como demuestran los estudios que sobre esta modalidad de trabajo se han realizado durante el confinamiento por COVID19: No es lo mismo teletrabajar en soledad que acompañado, ni es lo mismo hacerlo en un espacio pensado exclusivamente para trabajar que en la mesa de la cocina o del comedor, ni tampoco ha sido lo mismo para las mujeres con niños menores a los que atender, que para los hombres en las mismas circunstancias, que para los adultos mayores a cargo de ascendientes dependientes... 




Tal como indica el World Economic Forum, como consecuencia de lo citado anteriormente, necesitamos  una revolución global de readaptación profesional, que nos permita construir el nuevo escenario laboral que asoma no sólo por las grave crisis económica que ha traído la pandemia, sino por las sucesivas revoluciones tecnológicas (Transformación Digital, Inteligencia artificial, robotización, impresión 3D, realidad aumentada, Big Data, etc, etc, etc) que nos aguardan los próximos meses. 



El WEF en su Informe: Towars a Reskilling Revolution: A Future of Jobs for All, propone la metodología a seguir para iniciar este proceso de transformación de oficios y profesiones que pasa en primer lugar por profundizar y desarrollar competencias que ya poseemos (UPSKILLING)  para analizar a continuación qué habilidades y conocimientos están contiguas a éstas, están próximas o poseemos un conocimiento o habilidad mínima de esa nueva competencia sobre la que podemos trabajar, para finalmente dar el salto a una nueva carrera, una nueva función, un nuevo oficio o profesión acorde con la nueva realidad hiper tecnificada que está emergiendo (RESKILLING).

La propuesta del WEF pasa por analizar las funciones que describen cada una de las descripciones de los puestos de trabajo y compararlas con las que en realidad está desarrollando el trabajador, para, a continuación, ver cuáles de estas funciones pueden automatizarse y cuáles no, y en este segundo caso desarrollar un plan de mejora y desarrollo de estas funciones "no-automatizables" (UPSKILLING). En una segunda fase asignar nuevas tareas y funciones que sean colindantes con las realizadas hasta ahora e iniciar la transformación de la profesión:







Así lo está haciendo el gobierno de Singapur cuya principal prioridad en medio de la pandemia ha sido salvar los puestos de trabajo y para ello mejorar y renovar las habilidades de los trabajadores para ayudar a las organizaciones a mantenerse al día con los cambios y estar preparados para el futuro muy próximo. Y para mayor acierto ha creado un sistema de créditos en efectivo para emplear en estos nuevos aprendizajes, teniendo en cuenta los diferentes ciclos profesionales por los que pasan los trabajadores y estableciendo medidas diferenciadas para los trabajadores sénior:


Y proponiendo a las empresas procesos de rediseño de los puestos de trabajo que comportan una fuerte inversión en la transformación digital de procesos y profesionales, pero también en la creación de nuevas estructuras organizativas ágiles que comprendan la rotación, la ampliación de funciones y el trabajo por proyectos:

El RESKILLING afectará a todos los profesionales pero es una medida urgente en el caso de los trabajadores sénior +50 para evitar además la fuga de talento y capital humano que está suponiendo la proliferación de jubilaciones anticipadas y los despidos "edadistas" de mayores de 50.


A ello deberán dedicarse con todas sus energías las empresas que quieran salir reforzadas de este periodo de transformación que la pandemia COVID-19 no ha hecho más que acelerar.

Desde TalentoCooldys proponemos iniciar estos procesos de transformación profesional, haciendo especial hincapié en los trabajadores Sénior que tanto pueden seguir aportando a esta nueva sociedad que empieza a emerger.










Profesionales perennes no caducos

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perennials
Imagen: https://www.wemystic.com/es/perennnials/

Plantas Perennes 

Las "plantas perennes" describen un grupo siempre floreciente de personas de todas las edades, razas y tipos que trascienden los estereotipos y establecen conexiones entre sí y con el mundo que las rodea. Personas de todas las edades que continúan luchando para hacer crecer su ventaja, siempre relevantes y no definidas por su generación.

Gina Pell


La tradicional carrera profesional -estudiar, trabajar, promocionar, jubilarse- empieza a desdibujarse y comienza a ser necesario reconvertir nuestro "oficio", nuestra "profesión" varias veces a lo largo de nuestra vida laboral y, por lo tanto, a vivir en un permanente reciclaje o "reskilling" que nos permita la adquisición de nuevos conocimientos, habilidades y competencias, ya que las necesidades del mercado laboral cambian de forma cada vez más acelerada.

Al mandato social de "ganarse la vida" y "crear una familia" se ha unido un nuevo ciclo vital que tiene que ver con el "mantenimiento" de la vida, lo que implica aprendizaje permanente y vida saludable.

La segmentación por generaciones pierde sentido y hablamos de "carreras multiciclos" en las que debemos "reiniciarnos" a menudo. La edad es un concepto líquido que define cada vez menos cosas. Tanto el smartphone como la tecnología de forma global han unido a todas las generaciones en contra del tópico que afirma que existe una importante brecha digital generacional. La brecha digital tiene seguramente más que ver con la capacidad adquisitiva y el nivel cultural que con la edad.

Asociarnos a una generación concreta nos convierte en números, nos cosifica. Perenne significa único, relevante, singular frente a la generalización de meter en el mismo saco homogeneizador a un segmento de la población por tramos de edad.

La pandemia no ha hecho más que acelerar este fenómeno de disolución del concepto "generación" gracias a la tecnología: "necesitamos" informarnos y comunicarnos sin contacto (Low Touch Economy) y la tecnología móvil lo ha facilitado de tal manera que se ha convertido en una herramienta de uso generalizado como en su día, aunque con un período de implantación muchísimo más largo, lo fue el teléfono fijo.

El COVID nos ha igualado generacionalmente y ha instaurado nuevas normas sociales. La "Economía de Bajo Contacto" incorpora nuevos hábitos como la expansión del trabajo remoto (teletrabajo), el acceso a bienes y servicios a través de la entrega a domicilio, o la posibilidad global de formarse online en muchas ocasiones de forma totalmente gratuita. Y esos nuevos hábitos ya no son patrimonio de una determinada generación, nos afectan a todos sea cual sea nuestra edad.

El nuevo mundo "online" no agrupa a las personas por edad, sino en función de sus aficiones, sus compras, sus redes sociales favoritas... Amazon y Netflix, por ejemplo, se centran en datos de comportamiento, no en segmentos de edad, es el llamado "marketing empático". Nosotros instintivamente hacemos lo mismo. En las redes y en internet, en general, nos rodeamos de los que nos son afines al margen de la edad.

Perennial significa vivir el presente, mantenerse actualizado en tecnología, aplicaciones, redes... Registramos e incorporamos los cambios que se están produciendo en todos los sectores como actividad cotidiana. Compartimos información y recursos con otros como forma habitual de comunicación y conexión con nuestro entorno.

Hoy todos estamos sumergidos en la vorágine del cambio continuo, la provisionalidad de cualquier medida, la imparable transformación de oficios y profesiones, estamos en movimiento lo queramos o no y eso nos empuja a adaptarnos, sí o sí, a nuevas circunstancias, nuevas herramientas, "nueva normalidad", para utilizar la terminología de moda.

Y con este entorno VUCAH nos queda la experimentación como parte de nuestra actividad cotidiana, impulsada por la curiosidad, la creatividad y la pasión de vivir.



 

¿Es la COVID la "pausa de Engels"? A la espera de un nuevo paradigma...

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ludistas

https://superrhheroes.sesametime.com/la-pausa-de-engels-tecnologia-y-trabajo/

 "Every time a human puts a time constraint, they've created a jail of anxiety". Gary Vaynerchuk


Vivir es renacer constantemente, pero la pandemia por la que atravesamos nos ha situado en un tiempo muerto, estancado..., un tiempo de espera que admite pocas decisiones y está lleno de aplazamientos. En los medios de comunicación, tan dados a alentar el miedo, hablan continuamente de que "esto va para largo", del constante incremento de los contagios y la incapacidad de cualquier institución para gestionar nada...

La prioridad es entonces el ámbito privado, individual, la libertad personal, y se demoniza lo social, lo colectivo, el grupo, la tribu... Soledades frente a una o a muchas pantallas en las que exhibir el individualismo hedonista y ante las que las relaciones con los otros se limitan a un intercambio de emoticonos.

Los enemigos ya no son robots y máquinas que nos roben el trabajo, el enemigo es el otro que contagia, el otro cuya vitalidad emite enfermedad. Vamos por la calle y al cruzarnos con un desconocido, nos colocamos bien la mascarilla como signo de enemistad y de aislamiento.

Miramos nuestras pantallas a la espera del próximo bulo que refuerce nuestro aislamiento, que deje en suspenso cualquier acción.

Y permanecemos a la espera, sin proyecto ni sentido... 

Cada nueva tecnología que aparece hace que el determinado trabajo al que se aplica nos parezca poco humano. Pasó con la agricultura frente a la recolección de bayas y raíces, paso al acarrear pesos frente a la rueda... y pasará con todo aquello que pueda hacer una máquina, un ingenio, un robot..., convertirá en"no humano" el trabajo que hasta entonces desarrollaban las personas.

Nuestra capacidad cognitiva se reduce ante el enorme número de información y estímulos al que somos sometidos todos los días. Optamos entonces por la simplificación para poder sobrevivir entre tanta basura informativa y buscamos aquello que reafirma lo que creemos, lo que conocemos, lo que suponemos, lo que dicen los que son como nosotros...

En España colectivamente vivimos mucho mejor que la mayoría de personas en el mundo, pero en lugar de ser felices por ello, con frecuencia estamos enfadados, estresados y nos sentimos abandonados a nuestra suerte. Debido a nuestro "éxito" terminamos pagando un alto precio por cada pérdida, cada restricción, cada pausa, aplazamiento, cancelación..., y añoramos la inmediatez, la rapidez con la que transcurría nuestra vida antes de la pandemia. Vivimos mal la lentitud con la que discurren ahora los días semiencerrados.

Pronto o tarde esto pasará y retomaremos el camino, aunque el futuro no sea ya sinónimo de progreso. Ahora estamos en "la pausa de Engels", ese momento en el que se suspenden las decisiones porque el futuro no ha llegado y el pasado no acaba de morir. 



La pastilla roja

 

Transiciones laborales en la #madurescencia: Planificando la longevidad

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Planificando la longevidad: Seguros, Sanos, Serenos.


"Algunas formas de creatividad se basan en dos cosas que sólo el envejecimiento puede conferir: tiempo y experiencia."  

Carl Honoré

Hasta mediados del mes de marzo del 2020 la publicidad nos animaba a permanecer eternamente jóvenes y consumiendo, con imágenes de adorables viejos sonrientes y felices que bailaban, salían con los amigos, jugaban con sus encantadores nietos..., a pesar de las pérdidas de orina, las dentaduras postizas y los dolores reumáticos. Nos querían exhaustos y hambrientos sugiriéndonos, como elixir de la eterna juventud, deporte y dieta.

Pero a partir de esa fecha, la pandemia que trajo el COVID19, transformó el #edadismo benevolente, que nos auguraba la vuelta al recreo del jardín de infancia traspasados los 55, en el #edadismo más torpe de las jubilaciones anticipadas, los despidos por edad y el saco homogeneizador en el que nos metieron bajo la etiqueta de "nuestros mayores" como si tuviéramos dueño. Los mayores de 55 años nos volvimos frágiles, en riesgo, vulnerables y, sobre todo, dependientes, como si no pudiéramos cuidar de nosotros mismos, como si globalmente no fuéramos autónomos y autosuficientes y necesitaran encerrarnos para garantizar nuestra supervivencia.

La convivencia intergeneracional se hizo más difícil ya que muchos jóvenes, sin miedo al virus, evitan ahora nuestra compañía con la excusa de impedir contagiarnos la enfermedad que en ellos es leve y en nosotros mortal, al parecer.

Esta marcha atrás, a pesar de que la esperanza de vida sigue creciendo, de que la madurez en buen estado físico y mental alcanza a la mayoría de los +55 y se alarga hasta pasados los 75, exige que sigamos trabajando en la planificación de la longevidad que disfrutaremos la mayoría de nosotros y que, frente a este panorama, salgamos del lamento y la denuncia para pasar al ataque, para pasar a la oferta de valor que conlleva la experiencia, analizando cuál debe ser el siguiente paso en nuestra carrera profesional y vital.

La lucha contra el #edadismo pasa por la acción de ponernos en valor iniciando un proceso de transformación personal acorde con el cambio de paradigma que, primero la crisis del 2008, y ahora la pandemia, han traído al mercado laboral y a los oficios y profesiones y nos ocupemos del desarrollo de nuestra carrera profesional en la madurez, teniendo en cuenta nuestro punto de partida y nuestra situación actual.

Desarrollo de carrera en la madurez:

* Perfeccionamiento del trabajo que ya se conoce, se domina y se realiza cotidianamente. Aprender es ahora el trabajo, como dice Harold Jarche y la actualización permanente de nuestros conocimientos y la práctica persistente de nuestras habilidades, se convierte en parte imprescindible de nuestro trabajo diario. (Upskilling)

* Actualización después de una pausa profesional o de un período de paro. En muchos casos la pandemia ha supuesto un alto en el camino (En España llegamos a tener casi 3,4 millones de trabajadores afectados por ERTE, suspensión temporal de la relación laboral, durante los meses de pandemia por COVID-19) La velocidad con la que están ocurriendo los cambios nos obliga a dedicar este tiempo de pausa al aprendizaje y la actualización de conocimientos y habilidades (Upskilling)

* Digitalización. Adquisición de nuevas tecnologías aplicables a las funciones ejercidas hasta ahora. Todos los oficios y profesiones se ven sometidos a un proceso de digitalización al que no podemos ser ajenos y que supone una nueva manera de comunicar, relacionarse y compartir  (Upskilling)

* Transición a una nueva carrera después de una pausa profesional o de un período de paro. Muchas profesiones y oficios están sometidas a profundas transformaciones que desembocarán seguramente en nuevas profesiones que requieren nuevos conocimientos, habilidades y métodos de trabajo. Para efectuar con éxito esta transformación debemos analizar cuáles son aquellas competencias esencialmente "humanas" que aporten valor a procesos y funciones desarrolladas por la Tecnología o por Inteligencia Artificial. (Reskilling)

* Digitalización. Adquisición de nuevas tecnología aplicables a nuevas funciones. Muchas profesiones y oficios están sometidas a profundas transformaciones que desembocarán seguramente en nuevas profesiones que requieren nuevos conocimientos, habilidades y métodos de trabajo y que en todos los casos requerirán de la competencia digital.  (Reskilling)

* Cambio a autoempleo después de una desvinculación de la empresa por dimisión o despido. Conocimiento de uno mismo, empoderamiento, desarrollo de la marca personal y un portfolio de servicios a ofertar, son los pasos necesarios para iniciar este tránsito al trabajo por cuenta propia. Dado el #edadismo reinante en muchas empresas es seguramente la salida para muchos "seniors" que ven como sus propuestas y currículums son rechazados exclusivamente por edad (Reskilling)

* Cambio a unempleo o autoempleo de menor nivel que el ejercido hasta el momento. Análisis y aprendizaje de las funciones requeridas. Sobrecualificación y exceso de experiencia son dos de las razones por las que se rechazan candidaturas sénior para puestos de trabajo que éstos podrían desarrollar sin problemas. Hay que demostrar interés por las funciones del puesto que se oferta y eso puede demostrarse por la realización de formación específica sobre las funciones que requiere el puesto de trabajo.(Reskilling)

* Promoción a una posición de mayor responsabilidad y al ejercicio de nuevas funciones. El error más habitual al asumir una nueva responsabilidad tiene que ver con creer que se trata de desarrollar las funciones y tareas que ya se estaban ejerciendo con mayor autonomía y capacidad de decisión. Se olvida a menudo que ocupar una posición de mayor responsabilidad supone desarrollar nuevas competencias que tiene que ver con la gestión de equipos de personas y la planificación y organización del trabajo. Eso requiere un entrenamiento en habilidades de gestión, comunicación y relación (Soft Skills).  (Reskilling) 

Emprendeduría y dirección de equipo de profesionales. Reivindicar la experiencia como garantía de éxito emprendedor y de ayuda a jóvenes emprendedores (Mentoring)

Los profesionales sénior deben "armarse" de un estado de apertura, una mentalidad de crecimiento (Growth Mindset), que les permita iniciar un proceso de transformación profesional y personal, y así anticiparse y responder a los cambios del mercado laboral. 



La mentalidad de crecimiento nos dota de deseo de aprender y de curiosidad por comprender nuevos paradigmas y crear nuevos patrones mentales y requiere que aceptemos nuevos retos personales, seamos persistentes para superar las dificultades, comprendamos que el esfuerzo es el camino para adquirir una nueva destreza y aceptemos las discrepancias.

Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, 1962 , descubrió que la mayoría de los cambios de paradigma en la ciencia son provocados por dos tipos de personas: por un lado los jóvenes, que no operan de manera automática, solucionando problemas con técnicas desarrolladas y fortalecidas a lo largo del tiempo, y personas experimentadas que se han formado (reskilling) en una disciplina totalmente diferente a la que originalmente se dedicaron, o aplicando sus conocimientos y habilidades a disciplinas novedosas para ellos, de forma que desaprenden, desbloquean pensamientos cristalizados por el entrenamiento y la experiencia previos.

Así, los equipos intergeneracionales (pensamiento fluido junto a pensamiento cristalizado) que trabajan en proyectos innovadores, pueden recoger la creatividad de todos los ciclos vitales por los que transitamos las personas.




#Reskilling. Viaje hacia el emprendizaje, la transformación madura.

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Todo lo mudará la edad ligera...
Garcilaso de la Vega

Mudar de piel se hace imprescindible para crecer, transformarse en otro más curioso, más flexible, más sabio... y en estos tiempos de mudanza constante desaprender deviene una competencia clave.

Aprendimos muchos de nosotros  bajo la máxima de que "la letra con sangre entra" y quien aprende con miedo, no quiere aprender nada nuevo. No quiere cambios ni transformar nada. Su experiencia de aprendizaje no fue gozosa sino dolorosa. Y así, tantos trabajadores, profesionales maduros y expertos cierran los ojos a lo que emerge, a lo nuevo e ignoto que trae oportunidades de crecimiento y mejora, si desaprendemos los viejos usos para poder aprender nuevos oficios.

Fruto de la digitalización y de nuevas tecnologías disruptivas, el mercado laboral se transforma y aparecen nuevas profesiones desconocidas e inexploradas para todos, tengamos la experiencia, los conocimientos y las habilidades que tengamos, pertenezcamos a la generación que pertenezcamos..., ya que nadie tiene aún recorrido suficiente por estos nuevos senderos, sobre estas nuevas funciones, tareas y metodologías, nadie sabe aún lo suficiente como para tomarnos la delantera, vamos todos al mismo paso...

De la misma manera que nuestras memorias biográficas evolucionan, que reinventamos una y otra vez nuestro pasado, comencemos a arremangarnos para diseñar nuestro presente futuro en consonancia con el ritmo de transformación de nuestro entorno.

Las crisis que están acompañando este primer cuarto de siglo XXI, económica, pandémica, revolución tecnológica, transformación del mundo laboral, etc., están provocando el impacto necesario para iniciar un aprendizaje transformador, un cambio de vida profundo y duradero que nos ponga en el camino de un nuevo ciclo profesional y vital. Un choque con nuestras viejas convicciones que nos permita observar la realidad desde una óptica nueva, contrapuesta al aprendizaje acumulativo basado en lo que ya conocemos, que abra la posibilidad a la creación de nuevo conocimiento.

Así que, ¡manos a la obra!, revisemos cuidadosamente nuestras fortalezas para iniciar desde ahí nuestra segunda, o tercera, o.... "N" carrera profesional. Reskilling lo llaman y va de transformación antes que reinvención, va de crecimiento, desarrollo, ampliación de nuestras competencias, en busca de nuestro "IKIGAI", lo que dé sentido a nuestra vida.


El camino del aprendizaje permanente (y más en aprendices sénior) se inicia a partir de tres preguntas clave:

¿Qué sucederá si no aprendo esto?
¿Qué ganaré si aprendo esto?
¿Qué tengo que cambiar si aprendo esto?

Y tiene una condición previa: requiere una revisión profunda de nuestros hábitos mentales y puntos de vista, nuestros sistemas de creencias y estilos de habitar en el mundo. Si no ponemos en cuestión nuestro marco de referencia difícilmente se producirá el aprendizaje transformacional que nos permita dar ese cambio de piel que nos lleve hasta ese nuevo oficio, ese nuevo paradigma, ese nuevo mundo.

Nuestra incompetencia para generar cambios en nosotros mismos reside en el plano emocional más que en el plano racional. Y para provocar estos cambios, precisamos de una actitud adaptativa e innovadora que nos permita desarrollar estas habilidades emocionales, que nos doten de capacidad de reacción frente a condiciones adversas y de entusiasmo por la creación de un futuro mejor.

Un mundo en acelerada transformación requiere de nosotros que sepamos gestionar información de forma ágil y rápida, interactuando con la tecnología con altas capacidades analíticas y críticas, que tomemos decisiones con total autonomía y que nos adaptemos con la máxima flexibilidad a entornos líquidos no estables.

Para el mundo emergente, la mano de obra barata pronto dejará de constituir una ventaja competitiva. Surgen nuevos trabajos y empleos cualificados por lo que urge por parte de las empresas y los gobiernos dotar a los trabajadores de competencias adecuadas para esta transformación del trabajo.

Algunos analistas hablan de que en los próximos años desaparecerán como tales el 40% de los trabajos conocidos, por un proceso de automatización y robotización que se ha acelerado desde que las máquinas "aprenden". Eso parece abocarnos a las personas a un mundo de ocio y plenitud, ¿o tal vez a todo lo contrario? 

La tecnificación y automatización del trabajo ha sido una constante en las últimas décadas y durante el siglo XX la productividad laboral creció, por ejemplo, en EEUU un 800%, mientras que el tiempo libre sólo aumentó un 10%.

Durante el siglo XX países desarrollados como EEUU, Alemania o Reino Unido, se enriquecieron trasladando a trabajadores poco cualificados de la agricultura a la manufactura rutinaria. Las personas eran robots...

En lo que llevamos de siglo XXI van surgiendo nuevos puestos de trabajo, nuevas profesiones y oficios, en su mayoría de alta cualificación, relacionados con las tecnologías y las biotecnologías. Estos trabajos tecnológicos, además, respaldan la creación de muchos otros puestos de trabajo relacionados con los servicios (alimentación, salud, venta minorista, etc.) en una proporción de 1 a 5 puestos de servicio por cada puesto tecnológico.

Muchos de los trabajos en peligro de desaparición y de baja cualificación, urge redirigirlos hacia estos puestos de servicios que requieren de la adquisición de habilidades relacionales y de comunicación por parte de trabajadores que, hasta el momento, han desarrollado habilidades de destreza física que ahora pueden desplegar máquinas y robots.

La aceleración de la transformación del mercado laboral aporta necesariamente un nuevo enfoque a las políticas educativas: El período formativo de los trabajadores no se concentra exclusivamente en la niñez y la juventud, sino que se alarga a toda la vida de los individuos (lifelong learning) y las organizaciones deben tener en cuenta tanto el ciclo vital por el que está transitando el trabajador como la experiencia, competencias y talento con el que cuenta cada persona para poder diseñar, de forma personalizada y conjuntamente con el interesado, el proceso de su transformación profesional (reskilling).

El aprendizaje a lo largo de la vida será, sin duda, parte del trabajo, no una actividad al margen de la jornada laboral, sino parte de ésta, teniendo en cuenta además que el trabajo ha dejado de ser un lugar, y que lo que contrata un empresario ya no es tiempo a cambio de una nómina, sino talento aplicado a un proyecto.

La convivencia de muchos titulados superiores desempleados con empresarios que afirman no encontrar candidatos con las habilidades que necesitan, muestra claramente el divorcio entre el sistema educativo y la empresa.

https://library.oapen.org/bitstream/handle/20.500.12657/42910/2020_Book_AnticipatingAndPreparingForEme.pdf?sequence=1#page=325


Tampoco los empresarios invierten en la transformación profesional de sus trabajadores sénior y la única respuesta frente al envejecimiento de muchas plantillas es el despido o la prejubilación de los mayores de 50 años de puestos de trabajo que se extinguen o son sustituidos por tecnología.



Leía hoy en la prensa que la natalidad se ha desplomado en España por la pandemia y ha descendido un 23%. Esto no hace más que agravar la evolución de la pirámide de edad de nuestro país que, ante la escasez de jóvenes cada vez más evidente, tiene que plantearse muy seriamente la transformación profesional de los trabajadores maduros que constituirán en breve la nueva mayoría.

Las diferentes historias laborales de cada uno de nosotros requieren de diferentes estrategias de transformación:

Si observas que tu área de especialidad está perdiendo relevancia, no esperes a que se vuelva obsoleta y desaparezca la necesidad de un profesional con tus características... Analiza cuáles son las habilidades transferibles a qué puestos de trabajo emergentes, qué funciones podrías desarrollar con facilidad en trabajos adyacentes o diferentes a tu sector.



 Las habilidades transferibles que todos poseemos son aquellas precisamente que difícilmente pueden ser ejecutadas por máquinas.

Puede suceder también que tus conocimientos y habilidades estén perfectamente actualizados, pero que el encargo o el proyecto en el que estés ocupado requiera un nuevo abordaje, un nuevo método de trabajo. Piensa, por ejemplo, en la rapidez con la que hemos tenido que adecuarnos al trabajo colaborativo a través de tecnología que permita teletrabajar. Debes, por tanto, estar atento a las nuevas metodologías de organización del trabajo que están apareciendo (AGILE).


Sé consciente de que las transiciones laborales requieren de tu esfuerzo y constancia. Sin embargo, gracias a los recursos de aprendizaje en la red (MOOCS y Elearning en general) y las posibilidades de aprendizaje colaborativo entre iguales que internet ofrece, iniciar y completar un proceso de transformación profesional (reskilling) es posible y accesible a cualquiera que disponga de un dispositivo móvil y una conexión a internet.

Colaboración en el blog de mYmO: Coliving/Netliving, sistemas colaborativos de aprendizaje y desarrollo #perennials

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 Es para mí una auténtica satisfacción poder colaborar en el blog de mYmO, comunidad intergeneracional orientada a la acción, que apuesta por ciudades y comunidades sostenibles y con la que me siento profundamente alineada y en sintonía.




https://mymo.es/coliving-netliving-sistemas-colaborativos-de-aprendizaje-y-desarrollo-perennials/#respond


Coliving/Netliving, sistemas colaborativos de aprendizaje y desarrollo #perennials


Autora: Laura Rosillo (http://lrosilloc.blogspot.com/)

El futuro se declina en primera persona del plural. 

Los puestos de trabajo tal como los conocemos tienen fecha de caducidad y otros nuevos están por crear. Esto es nuevo para todos seniors y juniors… la transformación del mercado laboral y de los oficios y profesiones nos afecta a todos. 

Millones de trabajadores tendrán dificultades para encontrar un trabajo, mientras que miles de empresas tendrán dificultades para contratar trabajadores adecuados en un mercado laboral cuya transformación se ha acelerado por la pandemia. Urge pues centrarse en los procesos de aprendizaje y transformación tanto de las personas como de las empresas. Valga como ejemplo el esfuerzo transformador de las profesiones (reskilling) que está llevando a cabo China.

En cada ciclo vital podemos aportar cosas diferentes. No sólo tiene que ver con la experiencia, tiene que ver con el presente de cada uno, con las necesidades, expectativas y deseos de cada momento vital que cambian a lo largo de la vida. De la misma forma nuestra contribución a la sociedad debe ir cambiando pues no podemos ni producir ni entregar nuestro talento de forma idéntica y homogénea según el momento que estemos viviendo.

Si vamos a vivir más tiempo y vamos a contar con la ayuda de las máquinas y los robots para aprender, debemos saber que a lo largo de nuestra vida pasaremos por diferentes profesiones, empresas, grupos de trabajo, proyectos, mercados laborales…


En la transformación de la sociedad y el trabajo estamos todos comprometidos sea cual sea nuestra edad y experiencia. Si el aumento de la esperanza de vida y la longevidad supone la convivencia de más de cinco generaciones vivas deberemos revisar nuestros modelos de aprendizaje, colaboración y solidaridad intergeneracionales.


Fuente: https://youtu.be/EJwRAdjrthc

La transmisión del conocimiento y de las habilidades necesarias para “ganarse la vida” históricamente tuvo lugar dentro de la familia y la empresa reproducía también este esquema familiar y patriarcal. Oficios y valores se transmitían de padres a hijos, de abuelos y otros parientes mayores a nietos, de seniors a juniors. 

En las últimas décadas las interacciones entre generaciones se han vuelto más limitadas por cambios en la estructura familiar, por ejemplo. En Europa se ha incrementado considerablemente el número de personas que viven solas o en pareja. O por el incremento de la movilidad de los trabajadores que es más probable que se alejen de sus comunidades de origen y se trasladen a otros lugares (urbanos) en su propio país o en el extranjero. También por el aumento de las actividades tanto educativas como de ocio segregadas por edad, y por el extensivo e intensivo uso de Internet y de los sistemas online para las interacciones sociales.

En el ámbito laboral, las políticas que fomentan la jubilación anticipada de los empleados mayores de 50 años y su mayor propensión a ser despedidos o a ser rechazados en procesos de reclutamiento y selección a causa de su edad por parte de los empleadores, ha reducido las oportunidades de transferencia del conocimiento tácito a los jóvenes que ingresan en el mercado laboral.

Al mismo tiempo, los jóvenes tienen cada vez más dificultades para afianzarse en un mercado laboral inseguro y precario, debido a la crisis tanto económica como sanitaria y a su falta de experiencia laboral. Una pescadilla que se muerde la cola y que supone además una entrada tardía en el mundo laboral (sólo un 37% tiene trabajo a los 24 años).

A medida que la comunicación y la cooperación entre generaciones se ha vuelto más limitada crecen los prejuicios, los estereotipos y la discriminación por edad (edadismo). 


Tales estereotipos y prejuicios contribuyen a incrementar la desconfianza entre generaciones, la falta de equidad intergeneracional y la falta de cohesión social.

Como ya hemos apuntado anteriormente, es imprescindible revisar los sistemas de comunicación, aprendizaje y relación para restaurar la confianza y la solidaridad intergeneracional.

Cuando se habla de relaciones intergeneracionales en la empresa se suele hacer referencia a procesos de “mentoring” en los que un trabajador sénior transmitía su conocimiento y experiencia a un trabajador júnior (últimamente también hace referencia al “mentoring inverso” en el que un trabajador júnior transmite su conocimiento y experiencia, normalmente en nuevas tecnologías y metodologías, a un trabajador sénior). En algunas empresas, las menos, hace también referencia a la elaboración de planes de sucesión y a la transferencia de conocimiento tácito en el momento de la jubilación, sobre todo en empresas donde las habilidades de los trabajadores sénior son escasas en el mercado laboral.

El aprendizaje intergeneracional hasta hace bien poco adquiría un formato tradicional: un trabajador experto (formador) que posee un conocimiento o una habilidad instruye a un grupo inexperto (alumnos) que no los posee. La interacción entre ambos puede oscilar desde la más unidireccional, la clase magistral, en la que el alumno no interviene, sólo escucha, a enfoques más dinámicos en los que se entra en el diálogo, el debate, la mayéutica… como en las sesiones de tutoría o “mentoring” en los que sigue habiendo un liderazgo: el del tutor o mentor.

Los acelerados cambios y transformaciones que estamos viviendo, las diferentes revoluciones tecnológicas que están propiciando nuevas maneras de comunicarnos, relacionarlos y compartir, convierten estos sistemas de aprendizaje en obsoletos, ya que sólo permiten la transferencia de conocimiento antiguo, necesario, pero no suficiente para abordar los nuevos retos, los nuevos problemas y las nuevas situaciones a las que debemos enfrentarnos día a día.

El conocimiento caduca y se vuelve obsoleto rápidamente y esto exige que el aprendizaje se centre en la construcción ágil y permanente de nuevo conocimiento, de nuevas perspectivas y soluciones para cada nuevo reto que aparece en nuestro horizonte.

A medida que se acelera el cambio, también lo hace el proceso de obsolescencia del conocimiento.

Y este escenario volátil, incierto, complejo y ambiguo e hiperconectado (VUCAH) nos afecta a todas las generaciones por igual. Tal vez por primera vez estamos todos en la misma línea de partida y por este motivo podemos construir nuestro futuro de forma colaborativa sin dejar a nadie atrás. Para ello necesitamos de nuevas metodologías, de nuevas maneras de compartir que nos permitan construir entre todos un nuevo contrato social.

El mismo Internet que durante estos meses de pandemia y confinamiento nos ha servido de distracción y consuelo, puede ser el campo de batalla de una nueva revolución que nos devuelva la conversación, el debate pausado y reflexivo, los espacios de aprendizaje colectivo.

Sumando la riqueza de la diversidad generacional en equipos “perennials” que según la definición de Gina Pell son grupos constituidos por personas de todas las edades en constante crecimiento que continúan luchando, siempre relevantes y no definidas por su generación; personas en constante crecimiento que trascienden los estereotipos y hacen conexiones entre sí y con el mundo que les rodea.


Fuente: https://youtu.be/Gio5QirB7Lc

The Perennial Mindset in the Era of Ageless with Gina Pell

Y dirigidas a los “perennials” las nuevas maneras de aprender tienen que ver con las comunidades de aprendizaje y las redes sociales corporativas. Primero organizarse en redes, agruparse de forma libre u espontánea para ser a la vez todos maestros y aprendices en la construcción de un mundo mejor. Netliving y Coliving como nuevas estrategias de aprendizaje.

Netliving que, según la definición de John Durking, propone la creación de redes como sistema de apoyo para compartir información y servicios entre individuos y grupos que tienen intereses comunes. Redes que propicien el aprendizaje permanente, el equilibrio emocional, las segundas carreras profesionales, el voluntariado y la resolución de problemas nuevos.

Netliving porque tejer redes de aprendizaje, de práctica, de interés…, creará el caldo de cultivo, el repositorio, la espoleta de creación permanente de nuevo conocimiento. Redes sin jerarquías en las que cada uno aporta su conocimiento y experiencia para configurar colaborativamente un nuevo escenario.

“No es lo que uno sabe sino a quién conoce, lo que cuenta.”

En otros tiempos más simples, cuando la mayoría de la población mundial vivía en pequeñas aldeas donde todos conocían a su vecino, no había necesidad de construir redes porque ya existían; la iglesia, la plaza o el bar del pueblo solían ser el centro de la red.

Con la complejidad de la sociedad actual se ha hecho necesario hacer un esfuerzo concertado para establecer redes de apoyo que nos ayuden a ser exitosos y felices.

Internet nos facilita ese espacio de búsqueda, contacto y encuentro. LinkedIn, por ejemplo y en particular, es un espacio profesional centrado en la creación de redes de ayuda e intercambio y la base para construir, fuera de la empresa, espacios colaborativos de aprendizaje mutuo.

La pandemia y el confinamiento han facilitado a través de las plataformas colaborativas (ZOOM, TEAMS, MEET… y tantas otras) la creación de estas comunidades de valor en las que se aprende, se comparte conocimiento o experiencias, se solucionan problemas y se alcanzan retos de forma colaborativa.

Y como alternativa a esas viejas estructuras organizativas piramidales aparecen espacios de coliving Tampoco nos sirven ya las tradicionales relaciones empleador-empleado, mi tiempo a cambio de una nómina, y cada vez más gente busca alternativas residenciales y de convivencia a la estructura familiar del siglo XX, agrupándose en grupos, tribus, que comparten intereses y gastos.

Extensión o evolución del coworking, el coliving aparece en Silicon Valley y propone compartir además de un lugar de trabajo o de ocio, una vivienda que abarate los costes de alquiler que en muchas ciudades y pueblos están alcanzando precios insostenibles para economías cada vez más precarias. El coliving, sin embargo, va más allá de una forma de compartir gastos, se trata de una forma de vida que valora más las experiencias compartidas más que las posesiones individuales como coche o casa. Se inserta dentro de las iniciativas de la “economía colaborativa”, modelo en que los servicios son considerados bienes de intercambio. En las iniciativas de coliving todo está pensado para compartir experiencias dentro de la comunidad.


Fuente: https://youtu.be/hOMy90fT9fw

En conclusión, revolución tecnológica y pandemia han abierto la posibilidad de reiniciar para transformar espacios de trabajo y convivencia, humanizando la aportación de las personas a los procesos de producción  incrementando lo que nos caracteriza como especie: nuestra capacidad de crear e inventar nuevas y mejores formas de convivir y desarrollarnos comunitariamente.

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Hablando sobre edadismo en el programa "Obrim Fil" de RTVE presentado por Xavier Sardà

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Obrim Fil 13/05/2021

El pasado jueves 13 de mayo participé en el programa "Obrim Fil" de RTVE en Catalunya  que presenta Xavier Sardà. La experiencia fue muy positiva y gratificante, pero el ritmo y dinámica del programa hizo que me supiera a poco y que no me permitiera hablar de muchas de las cosas que quisiera haber podido aportar.
Unos días antes del programa, el guionista del equipo de producción me hizo llegar un cuestionario que contenía las preguntas que podrían hacerme en el programa. Comparto en el blog las respuestas que di para complementar lo que dije en el plató de televisión.

FICHA TESTIMONIO: LAURA ROSILLO, “NO QUIERO SER JOVEN”

Tiene 65 años, no se tiñe el pelo y reivindica la madurescencia

TEMA: EL ENVEJECIMIENTO, HACERSE MAYOR


Laura, tienes 65 años y acabas de jubilarte, pero dices que no quieres ser joven ... ¿Por qué?

Las abuelas Awicha de Bolivia dicen: no quiero rejuvenecer, ya he sido niña y he corrido, he jugado como niña, ya he sido joven y he bailado, me he enamorado, he disfrutado y sufrido mi juventud, he criado hijos y me han dado alegrías y penas, ahora quiero ser vieja, quiero disfrutar y sufrir mi vejez, esto es lo que correctamente me toca.

¡Dejadme que viva este ciclo vital tan intensamente como los anteriores!

 

-     ¿Cuánto hace que no te tiñes el pelo?

Unos 4 años

 

-     ¿Por qué decidiste lucir tu cabello natural?

En parte por mi reivindicación de la madurez y la experiencia. En los hombres el cabello blanco se ve como un signo de autoridad y conocimiento, es atractivo ... yo quería lo mismo para mí. Dicen que los hombres maduran y las mujeres envejecen, yo quiero madurar, crecer, evolucionar ... y el cabello blanco o gris es una de las manifestaciones de mi sabiduría y experiencia.

 

-     Para mucha gente, envejecer es una desgracia ... ¿y para ti?

Ni desgracia, ni gracia ... es una etapa de la vida, actualmente muy larga, la de la madurez. Tenemos la suerte que hemos alargado muchísimo la adultez madura y retrasado también mucho y acortado el periodo de ancianidad. Debemos dejar de hablar de envejecimiento para empezar a hablar de longevidad.

 

-     ¿Qué tiene de bueno el envejecimiento y el paso del tiempo?

La libertad que te da. La posibilidad que te da de conocerte plenamente, el saber los atajos para resolver un montón de cosas que te da la experiencia. El poder que te da no depender ni importarte la opinión de los demás. El no tener filtros y poder decir lo que te parezca en cualquier momento. ¡El no tener "jefe"!

 

-Y ¿cómo se hace para saber envejecer?

Vuelvo a la idea de la longevidad. Si nuestra esperanza de vida está alrededor de los 83 años y subiendo y, dicen los que entienden, que entramos en fragilidad (que no quiere decir necesariamente dependencia) alrededor de los 75 años, tenemos que planificar cómo queremos vivir estos años, en los que se juntan salud y experiencia, ¡la edad de oro!, con intensidad y proyecto.

 

-     ¿Qué es el edadismo y por qué lo combates?

El edadismo es la discriminación por edad y es la segunda causa de discriminación en nuestro país después de la de género. Tiene que ver con la exaltación de la juventud y su reivindicación por las marcas: A los mayores nos quieren hambrientos, muertos de hambre y musculosos, siempre en el gimnasio. Se asocia juventud con talento, energía, innovación y, madurez con decrepitud, inmovilismo y pérdida de facultades. Lo combato porque considero que no nos podemos permitir perder lo que puede aportar la experiencia y el talento maduro en esta época de transformación que estamos viviendo. Basta que analicemos la pirámide demográfica de Cataluña y veremos que no podemos prescindir de las generaciones maduras con los índices de natalidad bajo mínimos. Los mayores de 50 somos la nueva mayoría.

 

-     ¿Tú has sufrido este edadismo por ser mujer y mayor?

Ser mujer mayor significa ser invisible, significa que para hacer valer tu opinión tienes que hacer doble esfuerzo y que cuando la dices es fácil que nadie te haga caso. Una de las cosas que me gusta trabajar con mujeres mayores es el incrementar su energía y positivismo. La ventaja de las terapias post-menopausia con testosterona es que te incrementan la impulsividad.

 

- ¿Para ti estar guapa, joven y atractiva no es una prioridad?

Para mí es una prioridad ser amable, empática, buena conversadora, saber escuchar y hacer reír a la gente y aportar un poco de felicidad a los que me rodean. Si además tengo buen aspecto, mejor.

 

- Los hombres y las mujeres que quieren aparentar la edad que no tienen, ¿pueden resultar grotescos? ¿Qué opinas de la cirugía estética?

Todos tenemos una edad cronológica, una biológica, una psicológica y una social y no tienen por qué coincidir. Y la heterogeneidad es otra de las características de la madurez. Cuando más mayores, más diferentes y cada uno tiene el derecho de vivir su proceso de "maduración" como quiera. Creo que si la cirugía te hace mejor persona, bienvenida sea.

 

-     - ¿Hacerse mayor supone estar fuera de todos los mercados: el laboral, el estético, el social ...?

Desgraciadamente es muy frecuente y el Covid ha empeorado el panorama. De ser adultos maduros hemos pasado a ser población de riesgo..., viejos. Nos lo ha puesto más difícil para poder tener presencia y voz porque nos han metido a todos en un saco homogéneo: ”nuestros mayores”, ¡yo no soy de nadie!

 

-     - ¿La madurescencia se puede disfrutar igual o más que la adolescencia? ¿Cómo la estás viviendo tú?

Con la misma intensidad que viví la adolescencia con la ventaja de que tengo más recursos y herramientas para disfrutarla. Es una crisis que da por terminado el periodo "reproductivo / productivo" para dar paso a un largo período de "mantenimiento" y de devolver a la sociedad lo que te ha dado hasta ahora. Por eso he cambiado la ciudad por el pueblo, soy miembro voluntaria de ASENCAT, una asociación de Seniors de Cataluña que asesora a emprendedores y empresas, he retomado aficiones y estudios que quedaron aparcados porque tenía que trabajar muchísimas horas, he recuperado amigos y amigas de la infancia y la juventud ... es un nuevo ciclo vital.

 

-     - ¿Cómo se planifica una longevidad activa? ¿Cómo se vive la vida a tope cuando te empiezas a hacer mayor?

Es importantísimo planificar tu futura libertad financiera, aunque yo tengo ahora muchas menos necesidades y gastos que hace 10 años. Y a partir de ahí hacer balance de tu vida, recuperar lo que aparcaste hace años, construir cuidadosamente tu sistema de aprendizaje permanente, mantener la curiosidad por todo lo nuevo y vivir el presente porque el pasado y el futuro no existen.





FITXA TESTIMONI: LAURA ROSILLO, “JA NO VULL SER JOVE”

Té 65 anys, no es tenyeix el cabell i reivindica la madurescència

TEMA: L’ENVELLIMENT, FER-SE GRAN


- Laura, tu tens 65 anys i t’acabes de jubilar, però dius que ja no vols ser jove...per què?

Les àvies Awicha de Bolívia diuen: no vull rejovenir, ja he estat nena i he corregut, he jugat com a nena, ja he estat jove i he ballat, m’he enamorat, he gaudit i patit la meva joventut, he criat fills i m'han donat alegries i penes, ara vull ser vella, vull gaudir i patir la meva vellesa, això és el que correctament em toca.

Deixeu-me que visqui aquest cicle vital tant intensament com els anteriors

 

-Quan fa que no et tenyeixes els cabells? 

Uns 4 anys

-Per què vas decidir lluir el teu cabell natural?

En part per la meva reivindicació de la maduresa i l’experiència. En els homes el cabell blanc es veu com un signe d’autoritat i coneixement, és atractiu... jo volia el mateix per mi. Diuen que el homes maduren i les dones envelleixen, jo vull madurar, créixer, evolucionar... i el cabell blanc o gris és una de les manifestacions de la meva saviesa i experiència.

-Per molta gent, envellir és una desgràcia...i per tu?

Ni desgràcia, ni gràcia... és una etapa de la vida., actualment molt llarga, la de la maduresa. Tenim la sort que hem allargat moltíssim l’adultesa madura i retardat també molt i escurçat el període d’ancianitat. Hem de deixar de parlar d’envelliment per començar a parlar de longevitat.

-Què té de bo l’envelliment i el pas del temps?

La llibertat que et dona. La possibilitat que et dona de conèixer-te plenament, el saber les dreceres per resoldre un munt de coses que et dona la experiència. El poder que et dona no dependre ni importar-te l’opinió dels altres. El no tenir filtres i poder dir el que et sembli en qualsevol moment. El no tenir “jefe”!

-I com es fa per saber envellir?

Torno a la idea de la longevitat. Si la nostra esperança de vida està al voltant dels 83 anys i pujant... i diuen els que entenen, que entrem en fragilitat (que no vol dir necessàriament dependència) al voltant dels 75 anys, hem de planificar com volem viure aquests anys, en els quals s’ajunten salut i experiència, l’edat d’or!, amb intensitat i projecte.

-Què és l’edatisme i per què el combats?

L’edatisme és la discriminació per edat i és la segona causa de discriminació en el nostre país  després de la de gènere. Té a veure amb l’exaltació de la joventut i la seva reivindicació per les marques: A les persones grans ens volen afamades, mortes de gana i musculoses, sempre al gimnàs. S’associa joventut amb talent, energia, innovació i maduresa amb decrepitud, immobilisme i pèrdua de facultats. El combato perquè considero que no ens podem permetre perdre el que pot aportar l’experiència y el talent madur en equesta época de transformació que estem vivint. . Només cal que analitzem la piràmide demogràfica de Catalunya i veurem que no podem prescindir de les generacions madures amb els índex de natalitat sota mínims. Els més grans de 50 som la nova majoria.

-Tu has patit aquest edatisme per ser dona i gran

Ser dona gran significa ser invisible, significa que per fer valdre la teva opinió has de fer doble esforç i que quan la dius és fàcil que ningú et faci cas. Una de les coses que m’agrada treballar amb dones grans és l’incrementar la seva energia i positivisme. L’avantatge de les teràpies post-menopausa amb testosterona és que t’incrementen la impulsivitat.

-Per tu estar guapa, jove i atractiva no és una prioritat?

Per mi és una prioritat ser amable, empàtica, bona conversadora, saber escoltar i fer riure a la gent i aportar una mica de felicitat al que m’envolten. Si a més tinc bon aspecte, millor. 

-Els homes i les dones que volen aparentar l’edat que no tenen, poden resultar grotescos? Què n`opines de la cirurgia estètica?

Tots tenim una edat cronològica, una biològica, una psicològica i una social i no tenen perquè coincidir. I l’heterogeneïtat és una altra de les característiques de la maduresa. Quan més grans més diferents i cadascú té el dret de viure el seu procés de “maduració” com vulgui. Crec que si la cirurgia et fa millor persona, benvinguda sigui. 

-Fer-se gran suposa estar fora de tots els mercats: el laboral, l’estètic, el social...?

Desgraciadament és molt freqüent i el COVID ha empitjorat el panorama. De ser adults madurs hem passat a ser població de risc... vells. Ens ho ha posat més difícil per poder tenir presència i veu per què ens han ficat a tots en un sac homogeni: la nostra gen gran... jo no soc de ningú!

-La madurescència es pot disfrutar igual o més que l’adolescència? Com l’estàs vivint tu?

Amb la mateixa intensitat que vaig viure l’adolescència amb l’avantatge que tinc més recursos i eines per gaudir-la. És una crisi que dona per acabat el període “reproductiu/productiu” per donar pas a un llarg període de “manteniment” i de tornar a la societat el que t’ha donat fins ara. Per això he canviat la ciutat pel poble, soc membre voluntària d’ASENCAT, una associació de Seniors de Catalunya que assessora a emprenedors i empreses, he reprès aficions i estudis que van quedar aparcats perquè havia de treballar moltíssimes hores, he recuperat amics i amigues de l’infantesa i la joventut... és un nou cicle vital.

-Com es planifica un longevitat activa? Com es viu la vida a tope quan et comences a fer gran?

És importantíssim planificar la teva futura llibertat financera, tot i que jo tinc ara moltes menys necessitats i despeses que fa 10 anys. I a partir d’aquí fer balanç de la teva vida, recuperar el que vas aparcar, construir amb cura el teu sistema d’aprenentatge permanent, mantenir la curiositat per tot el que és nou i viure el present perquè el passat i el futur no existeixen. 


Mi intervención comienza en el minuto 29:13

PODCAST PARA KWIDO, PLATAFORMA PARA EL CUIDADO DE NUESTROS MAYORES

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Foto:  Collage a partir de imágenes de: https://thenounproject.com/



PODCAST



ENTREVISTA PARA KWIDO, PLATAFORMA PARA EL CUIDADO DE NUESTROS MAYORES

1.   Te hemos anunciado como “Consultora en Gestión de la Edad”. Para quien no tenga muy claro qué es esto, ¿nos lo puedes describir en tus propias palabras?


En muchas organizaciones de nuestro país están conviviendo en el trabajo hasta 4 generaciones por primera vez en la historia. Cuatro generaciones que están pasado cada una de ellas por un diferente ciclo vital y profesional. Cuando hablamos de Gestión de la Edad lo hacemos de centrarnos en lo que puede aportar cada persona según su momento profesional, la experiencia que posee, la intensidad de su compromiso y dedicación, su conocimiento del sector, los clientes, los proveedores… La Gestión de la Edad intenta gestionar la diversidad incluida la de edad, personalizar al máximo los servicios que Recursos Humanos debe ofrecer a cada profesional y creer en la potencia de la gestión de equipos multigeneracionales y en la colaboración intergeneracional.

2. Hablas de otros términos como la madurescencia. ¿Qué es?


Es un momento vital, no importa a qué edad se produzca, en el que se cierra un ciclo que tiene que ver con el contrato social que todos establecemos y que pasa por construir un hogar (comprar una casa), tener un empleo estable (vacaciones, vida social…), criar unos hijos, desarrollarte profesionalmente… Llega un momento en que necesitas algo más (¿Esto es todo lo que me ofrece la vida?) y entras en una crisis que se puede resolver de dos maneras: te abre la puerta a un nuevo ciclo que tiene muy a menudo que ver con retomar sueños o proyectos de juventud que tuvieron que quedar aparcados para cumplir con el contrato social mencionado, o tiras la toalla y resignadamente esperas que llegue tu jubilación.

Observo a mi alrededor cada vez más personas maduras que emprenden un nuevo camino, abandonan largas trayectorias profesionales o vitales para iniciar una nueva aventura. Se parece en mucho a la crisis adolescente que abre la puerta a la adultez.

3. Has trabajado muchos años en sectores de los RRHH de grandes empresas…  ¿Cómo ves el tratamiento de la edad en las organizaciones y cómo se debería plantear el paso a la jubilación?


En general, y salvo honradísimas excepciones, no es un tema prioritario para las empresas y se suele ignorar cuando no depreciar al trabajador maduro. La medida más habitual de abordaje de la madurez es la jubilación anticipada o incluso el primer colectivo afectado por una reducción de plantilla a través de un ERE, por ejemplo. Algunas empresas que están viendo que la media de edad de sus plantillas crece inevitablemente se plantean, como mucho, programas de Mentoring (formal, entre iguales, inverso, situacional, grupal…) pero es difícil que cuando se aborda el tema de la diversidad se piense en la edad y en incorporar, por ejemplo, profesionales maduros a equipos de innovación.

4. ¿Se tiene en cuenta a las personas mayores cuando hablamos de políticas activas de empleo? En una época donde se habla de retrasar la jubilación, ¿no es curioso que la empleabilidad de personas por encima de 45 años se complique cada vez más?

El tema de la empleabilidad traspasa con mucho el tema generacional. En un mercado laboral con la tasa de paro que tenemos se da una contradicción que deberíamos resolver: por un lado, se están volviendo obsoletos muchos oficios y profesiones y por otro quedan muchas plazas sin cubrir por falta de formación. La solución del problema pasa por invertir tanto en el seno de las empresas, como por parte de las instituciones, en formación (upskilling (reciclaje) y reskilling (transformación profesional). En el caso de los mayores de 45 años se trataría de analizar hacia dónde van a evolucionar sus oficios y profesiones, conocer qué competencias y habilidades adyacentes a las que ya posees debes desarrollar y analizar hacia dónde evoluciona el mercado de trabajo

El COVID nos ha situado la llamada "pausa de Engels", ese momento en el que se suspenden las decisiones porque el futuro no ha llegado y el pasado no acaba de morir, pero a la que finalice la pandemia el proceso de transformación profesional se acelerará. Ahora es el momento de iniciar cada uno de nosotros, tengamos la edad que tengamos nuestra propia transformación profesional.



5. Te declaras a ti misma como combatiente contra el edadismo ¿Estás de acuerdo con las denuncias sobre el edadismo que se hacen sobre cómo a las personas mayores no se las tiene en cuenta ni se las trata bien en medios de comunicación, publicidad, empresas?


El segmento de la población de más edad está creciendo rápidamente y sus integrantes vivirán hasta una edad mucho más avanzada que sus antepasados. Es además el segmento con mayor poder adquisitivo y más propiedades y poder. Pero, paradójicamente, ni los profesionales del marketing, ni los políticos se están centrando en ellos y siguen poniendo toda su atención en la juventud. El segmento de más edad no se considera atractivo y se suele ignorar. Existe además la tendencia a pensar que el futuro estará siempre definido por la generación más joven y esto empieza a no ser cierto en la era de la longevidad. Somos la nueva mayoría (somos el doble los mayores de 50 que los menores de 18).

6.  Se habla mucho de la falta de proyectos tras la jubilación para las personas mayores. Tú, que eres una persona muy activa, ¿qué opinas de ello y cómo lo podemos cambiar? ¿En qué áreas crees que se puede trabajar para dotar de sentido al día a día de muchas personas que pasan de 100 a 0 en muy poco tiempo? 

Se trata de comenzar a planificar la longevidad con tiempo, no poniendo todos los huevos en la misma cesta. El futuro del trabajo nos obligará a trabajar en proyectos diversos,  más que en empresas diversas y eso requiere de flexibilidad y adaptabilidad constante. Desarrollar también nuestra capacidad de aprendizaje (learnability) para no cicunscribirnos a un solo conocimiento, a una sola tarea, sino ser capaces de abordar nuevos retos innovadores permanentemente y sobre todo..., no perder nunca la curiosidad.

7.  Se habla también mucho de cómo quieren envejecer las personas mayores. En tu caso, ¿cómo te gustaría envejecer y a qué le das más importancia pensando en ese momento?


Una de las cosas estupendas que aparecen con la edad es la necesidad de transmitir lo que sabes, transmitir a otros tu experiencia. He dedicado gran parte de mi vida profesional al aprendizaje y me gustaría poder seguir dedicada a ello.  Seguir aprendiendo es la clave para envejecer de forma activa sin perder dos cosas indispensables para la supervivencia: la curiosidad y el entusiasmo. Para poder seguir enseñando y aprendiendo pertenezco a la Asociación de Seniors de Catalunya (ASENCAT) que me permite ayudar profesionalmente y de forma voluntaria a personas que quieren emprender o dar un cambio a su vida profesional, me permite también estar en contacto con personas que se encuentran en mi misma situación profesional y colaborar en la transformación digital de mis coetáneos.

8.  Se habla de forma muy fatalista del negro futuro que le espera al cuidado de las personas mayores debido a la creciente longevidad y escasa natalidad. ¿Crees que eso es así? 


J.A. Herce dice que “La situación demográfica actual es la mejor que jamás ha vivido nuestra especie.  En un cierto sentido, el tiempo de vida de los niños que nacen de menos por la baja natalidad equivale a los años de vida que ganamos cada década quienes poblamos el planeta.” 

Creo que veremos grandes cambios en un futuro muy próximo. Tenemos que aprender a planificar nuestra longevidad y eso abre un nuevo sector económico y laboral. La pandemia nos ha hecho ver que las profesiones “esenciales” están fatal retribuidas y además son las que difícilmente se podrán sustituir por tecnología. Auguro un desplazamiento de la demanda en el mercado laboral hacia las profesiones que tienen que ver con el “cuidado” de otros en su concepción más amplia: desde la educación o la sanidad hasta el ocio o la atención domiciliaria. Hay mucho trabajo por hacer en este sentido, reorientando a muchos profesionales hacia el “reskilling” en atención personalizada.

9.  También se habla de que las personas mayores están cambiando, que van a aumentar sus reivindicaciones y exigencias, que van a aumentar sus expectativas en materia de cuidados y en general, que aumentará su número, su capacidad asociativa y de interlocución. ¿Va a llevar esto de forma imparable a esa transformación de la sociedad?


Entre 1955 y 1977 nacieron es España más de 14 millones de niños. Yo entre ellos. En mayo del 68 yo tenía 12 años..., me faltaban pocos años para entrar en la "juventud" y sumarme al carro de la reivindicación de la libertad y la participación social, de pedir, como mis hermanos mayores en París, "lo imposible", de creer en la igualdad entre hombres y mujeres... y tantas otras revoluciones que construyeron el mundo que hoy tenemos.


Esa misma joven de los 70 reclama ahora seguir siendo parte de la nueva revolución, de la transformación social que estamos iniciando. Todo lo recorrido hasta ahora me ha traído el regalo de la promesa de la longevidad y de un nuevo ciclo vital en el que se juntan la experiencia y la salud necesarias para seguir viviendo el presente intensamente.


Para muchos de mis coetáneos este nuevo ciclo vital está muy lejos de la visión de la tradicional jubilación que te aparcaba de la vida productiva y que la publicidad vendía como unas eternas vacaciones, un tiempo en el que sólo cabe el ocio después de muchísimos años de duro trabajo en la misma empresa. Eso ya no es suficiente, los nuevos adultos persiguen sueños, aprenden, trabajan, colaboran y juegan en un nuevo espacio libre y flexible.


10. ¿Dónde pueden encontrarte personas o entidades que quieran conocer más sobre Laura Rosillo?


Por supuesto en las redes: LinkedIn www.linkedin.com/in/laurarosilloy Twitter @laurarosillo son mis favoritas. Procuro ser muy activa en ambas. Tengo también un canal en YouTube donde cuelgo mis conferencias y entrevistas: https://youtu.be/xf598a63tfo

Colaboro en la Red TalentoCoolSénior, desde donde un grupo de profesionales sénior luchamos contra el #edadismo y tratamos de poner en valor el #TalentoSénior y cuya página web está actualmente en construcción, pero podéis contactar con nosotros a través de nuestro grupo en LinkedIn: https://www.linkedin.com/company/talento-coolsenior

También me encontraréis en mi blog http://lrosilloc.blogspot.com en donde expreso mis opiniones más por extenso y en la web de ASENCAT https://asencat.cat/ la asociación con la que colaboro como voluntaria.

Jubilación creativa: #Reskilling, buscando nuevas experiencias...

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Creada por DESIGNER IA

Sigo desde hace tiempo las publicaciones del blog de Futureforwork Institute FFWI que suelen abrirme ventanas a nuevas preguntas sobre el futuro del trabajo y de la gestión de personas.

En su último post "Es el fin del trabajo tal como lo conocemos (y me siento bien)https://www.futureforwork.com/it-is-the-end-of-work-as-we-know-it-and-i-feel-fine/ (cuya lectura os recomiendo), analizan un artículo de Avital Balwit sobre un futuro dominado por la inteligencia artificial #IA que, como siempre, me ha hecho revisar algunos conceptos sobre el envejecimiento activo, el talento sénior y la planificación de la longevidad.

Está comenzando a cambiar, seguramente gracias a los nuevos valores que están incorporando al mundo laboral las generaciones más jóvenes, la concepción del trabajo como el centro vital alrededor del cual giran todas nuestras actividades cotidianas. 

Las rutinas y los ritmos vitales se organizaban alrededor del trabajo que se consideraba la "piedra angular" de nuestras vidas. Nuestro éxito personal y social se definía, y aún lo hace, a partir de nuestra relevancia y aportación a la empresa o al negocio que ocupaba gran parte de nuestro día a día.

Al jubilarnos perdíamos esta centralidad del trabajo y esa referencia a nuestro éxito personal y, por tanto, la jubilación podía vivirse en muchos casos como un fracaso, una muerte social, una ruptura...

Podía suceder además que el jubilado tuviera una sensación de inutilidad al ser apartado de la vida laboral productiva y se sintiera culpable por ello, como si el llegar a cierta edad fuera un defecto o una enfermedad que nosotros nos hubiéramos provocado. Ese sentimiento ha podido verse agravado por la cascada de prejubilaciones que a partir de la crisis del 2008 se han producido en muchas empresas de nuestro país, con lo que esa sensación de inutilidad puede ser más acusada si cabe cuando se tienen menos de 60 años y se está en un momento laboral, productivo y vital óptimo.

Aunque el hecho de que la oleada de prejubilaciones fuera tan grande pudo convertir el sentimiento de fracaso personal en una vivencia de experiencia colectiva, tal como comenta Santi García aplicado al desempleo, en el artículo mencionado al inicio de este post.

https://cadenaser.com/nacional/2023/05/24/una-espana-mas-llena-mas-vieja-y-mas-intercultural-estas-son-las-consecuencias-de-la-nueva-piramide-de-poblacion-cadena-ser/

De la misma forma que la #IA apartará del mercado laboral a muchos trabajadores, el "invierno demográfico" que comenzamos a vivir, jubilará a muchísimos trabajadores en un momento en el que la esperanza de vida en España está por encima de los 83 años de media. La madurez se alarga, de forma que los mayores de 65 años en buenas condiciones de salud, con gran experiencia laboral y con ganas de continuar aportando a la sociedad, serán cada vez más numerosos, constituyendo una nueva mayoría. 

El futuro es sénior. Como afirma Eduard Punset en "El viaje a la felicidad", El futuro ha dejado de ser monopolio de la juventud.

Siguiendo el hilo del libro de Punset, entramos de lleno en la era del mantenimiento, de forma que, cumplidas las funciones reproductoras (e incluso de "producción"), las personas van a dedicar recursos y esfuerzos durante largo tiempo, al mantenimiento del organismo, de las relaciones, del nivel de vida, del aprendizaje y adquisición de nuevos recursos que nos permitan responder a nuevos retos de un entorno cambiante.



Pirámide de madurez en mantenimiento en la industria


Y si lo aplicamos a la pirámide de madurez en el mantenimiento de la industria, nuestras estrategias de mantenimiento deben abordar desde la reparación de un fallo tanto orgánico, como relacional o productivo, hasta la planificación cuidadosa de nuestra previsible longevidad.

Vivir no desde la edad cronológica, sino en función de la esperanza de vida, de la longevidad conquistada, en función del futuro, no del pasado. Y por ello, dar más importancia a lo que queda por hacer, por sentir, por probar, que al recuerdo de lo vivido hasta ahora.

La jubilación cambia nuestras rutinas y hábitos, nuestra capacidad financiera, nuestro entorno social... y tantas otras cosas. Merece, pues, una cuidadosa planificación del tiempo y las relaciones, con la vista puesta en este nuevo ciclo vital que será, en muchos casos, casi tan duradero como el ciclo productivo laboral.



Muchas de las certezas, conocimientos y logros del pasado habrán quedado obsoletos o en plena transformación. Uno de los “trabajos” casi obligatorios en este ciclo vital para poder seguir aportando, es dedicar tiempo y esfuerzo a nuestra transformación profesional (Reskilling), a esa continua adaptación a un entorno cambiante.

Y ¡está claro que las personas están envejeciendo mejor que las empresas! Los sénior debemos seguir contribuyendo a la transformación de las organizaciones y los negocios.















La edad del mantenimiento

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IA

La Historia de Diana y Alfredo: la Revolución Silenciosa

Imaginemos por un momento a Diana, una responsable de Recursos Humanos que hace tres décadas revolucionó la organización con sus ideas frescas y su enfoque disruptivo. Hoy, Diana tiene 58 años. Es la misma persona brillante, con más experiencia, con más conexiones, con más resiliencia. 

Pero hay algo distinto: Diana ya no es vista como un talento emergente, sino como alguien «pasado de moda». Irónicamente, justo cuando más tiene para ofrecer, el mercado comienza a darle la espalda y en su empresa le proponen o la jubilación anticipada o una baja incentivada. Antes de que sea tarde, Diana toma una decisión: montará su propio negocio... ¿Emprendedora a su edad?

Imaginemos por un momento a Alfredo, tiene de 68 años y una vida plena tras él. Durante más de cuatro décadas, fue gerente de una empresa tecnológica, liderando equipos, superando desafíos, y viendo cómo la industria cambiaba radicalmente. Cuando llegó la hora de su jubilación, muchos esperaban que Alfredo colgara el traje, se dedicara a viajar o a cuidar su huerto. Pero Alfredo tenía otros planes.

Lejos de retirarse a una vida tranquila, Alfredo decidió dedicar su tiempo a una misión que consideraba crucial: ayudar a otros a prepararse para una jubilación digna y a comprender lo que significaba la longevidad en el siglo XXI.  Su mensaje era claro: «La jubilación no es el final, sino el comienzo de una nueva etapa que puede durar décadas. Y esas décadas hay que vivirlas con plenitud y previsión».

Algo está cambiando, el futuro ya no es joven.

¿Sabíais que hoy en España hay más del doble de personas mayores de 50 años que menores de 18? Esta estadística debería hacernos replantear nuestra percepción de la fuerza laboral, del mercado y de la sociedad misma. 


Estamos viviendo una revolución demográfica. Es hora de ajustarnos a esta nueva realidad. De hecho, es más que un ajuste: es una oportunidad de oro. La longevidad es una conquista. El mundo está envejeciendo y se trata de un fenómeno global. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, todos los países se enfrentan a la presión del crecimiento de su población mayor. Para 2050, alrededor de 2,1 mil millones de personas tendrán más de 60 años. Si en 2015 ese número representaba el 12% del total, a mediados de este siglo casi se duplicará hasta el 22%. 

En España la tasa de natalidad hace décadas que está descendiendo hasta niveles que imposibilitan el relevo generacional. 

Y si hablamos del mercado laboral, los trabajadores sénior de 55 a 59 años han pasado de 2,3 millones de ocupados en 2008 a 4,1 en 2022, lo que supone un incremento del 78% en algo más de una década.

Los cotizantes junior de 15 a 29 años han bajado de los 4,6 millones a los 2,9 millones, un retroceso del 37 % en el mismo período de tiempo.

Estamos en la llamada “Década del Envejecimiento Saludable”, una iniciativa de alcance mundial que agrupa a sectores públicos y privados con un objetivo en mente: “mejorar la vida de las personas mayores y la de sus familias y comunidades”. El proyecto se centra en cuatro objetivos a alcanzar:

La percepción de la edad ha cambiado sobre todo en aquellas personas, mayores de 55 años, que ven cómo se alarga su madurez en buena salud tanto física como mental.

Lo que está cambiando es la distribución de los ciclos vitales y nos sitúan en un cíclico reinicio de nuestra carrera y nuestros planteamientos de futuro. Podemos iniciar un nuevo proyecto, un nuevo aprendizaje, una nueva vida… varias veces a lo largo de nuestra larga vida.

Caducan tecnologías, conocimientos, empresas y nosotros evolucionamos y nos adaptamos y cambiamos, si no tan rápido como cambia nuestro entorno, dejándonos fluir en esa sucesión de nuevas experiencias, nuevas realidades, nuevos compañeros de viaje.

Las generaciones más jóvenes nos enseñan el camino de la longevidad que pasa por distribuir nuestro tiempo con mayor eficiencia y gozo.



En contraste con generaciones jóvenes, los sénior, para que esta planificación de la longevidad sea exitosa, centraremos nuestros esfuerzos en el mantenimiento frente a la producción. Mantener la actividad, la salud, las tradiciones, la red de contactos, la energía…, con un objetivo: seguir llenando de sentido nuestra vida.

Las sociedades que desprecian el talento sénior están renunciando a una ventaja competitiva incalculable. Están ignorando la fuerza de una generación que ha llevado al mundo hasta donde está hoy. Es momento de cambiar la narrativa. 

¡Es hora de que la revolución demográfica se convierta en la revolución del talento sénior!

Nuevos negocios, nuevas necesidades de consumo, nuevos deseos en la madurez…, cambian también hacia dónde deben dirigir la mirada muchas empresas para dar respuesta a esta nueva mayoría y, en lugar de hablar de «Invierno Demográfico» propongamos proyectos de planificación de la longevidad y políticas «ProAging», en lugar de «AntiAging».

Diseñemos de forma colectiva, ya que este fenómeno nos afecta, afortunadamente, a todos, una «Economía de la Longevidad» que permita que la nueva mayoría, los sénior, sigan aportando su talento a la construcción de una sociedad mejor.

Envejecer es un premio si planificamos cuidadosamente nuestro día a día.



Cuidarse, cuidar, compartir... Economía Plateada

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https://app.leonardo.ai/image-generation
 

El jueves tomé el tren muy temprano, el congreso al que tenía que asistir comenzaba a las 9:00 h de la mañana y en un lugar de Barcelona al que se tarda en llegar.

Por segunda vez me encontré con Eli, venezolana, 58 años, cuidadora nocturna en una residencia de mi pueblo, que cada día, cuatro días a la semana, trabaja de noche y vuelve a su casa en Barcelona a las 7:00 h de la mañana.

Su hijo pequeño de 16 años pasea perros de su barrio cuando vuelve del colegio. Cobra cada día 10 € por ese trabajo, mientras que Eli cobra 7 € la hora por cuidar a personas a las que da de cenar, atiende su higiene personal, escucha sus historias, las acompaña al baño, vigila su sueño, alerta de cualquier urgencia. Le gusta su trabajo, le enternece y le satisface por duro que sea.

Nos hemos sentado juntas y el viaje se ha hecho corto conversando sobre su trabajo y mi vida como jubilada.

Hemos hablado del papel de la robótica y la tecnología en su trabajo, de los aparatos que tiene a su disposición para manipular el cuerpo de un anciano enfermo, para darle la vuelta en la cama, levantarlo de una butaca, grúas, brazos articulados… 

Eli reflexiona que lo importante en su trabajo no es dominar botones y palancas, sino dar la mano a una persona que se ha puesto nerviosa, escuchar por enésima vez la historia de cómo Dolors conoció a su marido, intuir que el silencio que viene de la habitación 16 no es normal, mirar a los ojos a Manuel y saber que no se encuentra bien.

Lleva 5 años como cuidadora y se queja de que la experiencia en este campo no se reconoce y se da como convalido con algún curso reglado.

Me habla de sus hijos que le reprochan que trabaje de noche y pase gran parte del día descansando en lugar de atenderlos.

Tiene brillo en los ojos cuando habla de sus hijos, a los que crio sola, y de lo bien que se han situado en España y lo que le ha costado que acabaran los estudios (la mayor es auxiliar de farmacia y el mediano tiene una furgoneta y trabaja para una empresa de mudanzas). ¡Qué orgullosa está de sus logros!

Hablamos de WhatsApp, YouTube, Instagram, Tiktok y de cómo le ayudan a superar sin sueño su trabajo nocturno y a mantener el contacto con su familia en Venezuela.

Hablamos de la muerte de nuestros padres y de si pudimos o no cuidarlos en sus últimos días y despedirnos de ellos. 

Hablamos de la “pobreza del tiempo” de las mujeres: no tuve tiempo para los estudios, no tuve tiempo para leer, no tuve tiempo para viajar..., sólo tuve tiempo para cuidar a otros.

Llegamos a nuestro destino, el viaje ha pasado en un soplo, y yo me encamino hacia el Foro Europa-ALC sobre Economía Plateada con un talante muy diferente al de ayer cuando comenzó el evento.

El foro de la Economía Plateada comenzó el miércoles 22 de enero en Barcelona Activa y recojo alguno de los datos que nos facilitaron sobre la ciudad de Barcelona y la Economía Plateada y sobre algunas de las interesantes aportaciones que surgieron a lo largo de todo el Foro:

1 de cada 5 personas mayores de 80 años vive sola.

1 de cada tres personas tendrán más de 65 años en el 2060.

En España, el 2017, los mayores de 65 años superaron en número a los menores de 5 años por primera vez en la historia.

El 35% de los trabajadores del “sector cuidados” lo hacen desde la economía sumergida, y es el sector refugio en el que entran las personas migrantes a lña espera de un trabajo mejor.

Se espera que en los próximos años se creen en Barcelona 20.000 puestos de trabajo en el “sector cuidados”.



Mi compañera de viaje Eli tiene el trabajo asegurado en un futuro y esperemos que mejor pagado y con la posibilidad de rotar a las mañanas, como es su deseo.

La robotización y la inteligencia artificial seguramente harán desaparecer muchos trabajos que virarán hacia el “sector cuidados”, aportando el valor añadido de la humanidad del trato.

En Cataluña actualmente se contabilizan 122.000 empleos de la Economía Plateada.

Miriam de Paoli nos habla de que, por primera vez en la historia desde la Peste Negra, el mundo entra en un período de despoblación.


Japón pierde 100 personas por hora. 

Se especula que España puede pasar de los 48 millones de habitantes actuales a 23 millones al final de este siglo.

En el 2050 3 de cada 4 países tendrán una tasa de natalidad por debajo de la tasa de reemplazo y el mundo tendrá 2.000 millones de personas mayores de 60 años.

Y el grueso de la población mundial se va a encontrar en África (jóvenes) y en Asia (mayores), donde actualmente vive más de la mitad de la población mundial.



Así que, el gran reto de la longevidad que nos ha regalado el siglo XXI es incrementar la esperanza de vida “saludable” para lograr sociedades más productivas por más tiempo.

La población “sénior” es uno de los recursos naturales de nuestro mundo: apostemos por el emprendimiento jubiloso y por un futuro intergeneracional.

“Los años saben cosas que los días ignoran”, Gian Galia, Fundació Romero.

Recomiendo encarecidamente la lectura del artículo de Andrew J. Scott, Catedrático de Economía en la London Business School “De una sociedad que envejece a una economía de la longevidad” para CENIEque profundiza sobre esta revolución demográfica.

https://cenie.eu/es/de-una-sociedad-que-envejece-una-economia-de-la-longevidad

Dice Scott que la nueva longevidad ha creado un nuevo imperativo humano: la importancia de envejecer bien. Hace hincapié en la necesidad de centrarse en la prevención para que el envejecimiento saludable alcance al mayor número posible de personas.

Comenta que las consecuencias del alargamiento de la esperanza de vida son: el cambio en la percepción de que la jubilación supone detener drásticamente la vida laboral y productiva, hacia una concepción más flexible y escalonada hacia el trabajo flexible y a tiempo parcial y la mayor participación de los profesionales sénior en la economía colaborativa.

Le segunda consecuencia tiene que ver con la necesidad del aprendizaje a lo largo de toda la vida, tanto profundizando en conocimientos y habilidades ya adquiridas como en la transformación de esas competencias para adaptarse a los cambios constantes (Rekilling).

Y en tercer lugar, con la creación de puestos de trabajo o de colaboración con características favorables a la edad en funciones en las que los profesionales de más edad detenten una ventaja competitiva.

En definitiva, el futuro también es SENIOR. Somos la nueva mayoría y queremos seguir contribuyendo a la mejora de nuestra sociedad.

https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12088190/12/22/La-generacion-mayor-de-55-anos-aporta-el-25-del-PIB-en-Espana.html








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